De pequeño era muy piadoso y dócil con sus padres y especialmente con los sacerdotes, hacia los que sentía una verdadera veneración.
Pronto manifestó la vocación decidida hacia el sacerdocio. Debido a su delicado estado de salud y precaria situación económica de la familia, se acordó de comenzar los estudios con el vicario de la población. Durante todo este tiempo observó una conducta ejemplar. Su estado de salud le obligó a interrumpir algunas temporadas los estudios. Soportaba los dolores de su enfermedad con gran resignación, y la mejoría súbita que tuvo tras en una grave crisis la atribuyó a la intercesión de la Virgen de Lourdes.
Cuando estalló la revuelta de 1936 estaba en la Seu d´Urgell, en el curso de verano con los seminaristas de Tarragona. Detenidos, fueron llevados a la cárcel de Lleida, donde permanecieron recluidos unas cinco semanas. Luego fue trasladado a la prisión flotante del puerto de la ciudad de Tarragona, desde donde, al día siguiente, fueron puestos en libertad los más jóvenes.
El beato Joan fue a su casa, en Les Borges del Camp, donde pasaba el día rezando y estudiando, hasta que el día 9 de mayo de 1938 dos milicianos lo detuvieron y lo llevaron a la prisión de Riudecols . Aquí fue maltratado de palabra y de obra y, sin embargo, mantuvo su conducta. El día 11 fue interrogado, y dos días después, al atardecer, fue asesinado en la riera de Riudecols. Sus compañeros de prisión oyeron los disparos.
El primero de julio de ese mismo año 1938 fue inhumado su cadáver y reconocido por el médico forense. Este mismo médico forense reconoció haber obtenido muchas gracias por su intercesión.