El Padre Jacob Gapp, un sacerdote marianista del Tirol, fue un valiente enemigo de los nazis en Austria. Jacob Gapp nació en Wattens, Austria, en 1897. A su vuelta de la Primera Guerra Mundial, donde estuvo prisionero en Italia 9 meses, ingresó en un noviciado marianista y fue ordenado sacerdote. Jacob trabajó 8 años después de su ordenación en el área de Graz. Los nazis acababan de llegar al poder en Alemania y Jakob previno en sus homilías a los fieles acerca de la incompatibilidad entre el nazismo y la doctrina de la Iglesia. En Octubre de 1938 la Gestapo prohibió sus clases de religión, pero el 11 de Diciembre pronunció otro sermón en su pueblo natal contra los nazis y tuvo que abandonar el país.
Primero fue a Francia, estableciéndose en Burdeos, donde siguió predicando contra el nazismo, y finalmente pasó a España, siendo recibido por la comunidad marianista del Colegio del Pilar, Valencia, donde ejerció como capellán y dio clases de alemán. En 1942, dos alemanes que dijeron ser judíos perseguidos se presentaron en el colegio y le pidieron ayuda para bautizarse. Ambos lo invitaron a viajar a San Sebastián y con engaños lo hicieron pasar a Hendaya, Francia, donde fue apresado por la Gestapo. Fue llevado a París y luego a Berlín. Lo guillotinaron en la cárcel de Plötzensee el 13 de agosto de 1943 tras ser condenado a muerte por un tribunal popular presidido por Roland Freisler, el mismo que juzgó a los miembros de la Rosa Blanca y a los que atentaron contra Hitler en 1944. Sus restos fueron entregados al Instituto Anatómico Biológico de la Universidad de Berlín para ser utilizados por los científicos en estudios de pureza racial.
Dos de sus cartas, escritas el día de su muerte, dan un vibrante testimonio de su heroico amor a Dios. En una de ellas escribió: «Cuando esta carta te llegue, ya habré pasado a mejor vida. A las 7 esta tarde iré con nuestro querido Salvador, a quien siempre he amado con todas mis fuerzas. No lloréis por mí. Estoy completamente feliz. Naturalmente, he pasado muchas horas difíciles, pero he sido capaz de prepararme para la muerte muy bien. Vivid rectamente y aceptad los sufrimientos por amor a Dios, para que nos podamos ver otra vez en el Cielo. En estos tiempos difíciles desde mi arresto he rezado continuamente por vosotros y ahora intercederé en el Cielo. Daré saludos vuestros a todos los nuestros que ya partieron. Después de una lucha tan difícil, estoy en un momento en que considero el día de hoy como el más bonito de mi vida.»
Y en la otra escribió: «No estéis tristes. Todo pasa y solo el Cielo permanece. Nuestra madre me espera. Dentro de unas horas, estaré con ella. Que alegría!... Rezaré por todos vosotros.»
Cárcel de Plötzensee. Siete de la tarde. Tres hombres alrededor de una mesa: el fiscal Kurth, el funcionario Karpe y el inspector de prisiones Rösler. Han traído al reo:
- ¿Jakob Georg Gapp?.
- Sí, sacerdote católico.
Comprobada su identidad le entregan en manos del verdugo y de sus ayudantes. Poco después redactan el acta de la ejecución:.
«...El condenado a muerte, que permaneció tranquilo y sereno, se dejó colocar en la guillotina sin ofrecer resistencia. (...) Desde el momento de la entrega del reo hasta el anuncio de la ejecución pasaron nueve segundos»...
Autor: Mannerheim (seudónimo de forista), a partir de diversas fuentes (Marianistas, Aci): ver original.