Su pueblo natal fue Chulilla, donde nació el 21 de febrero de 1887. Ingresó en el colegio de San José de Valencia y luego pasó al seminario conciliar de la misma Valencia. Sus dotes intelectuales y buena conducta le valieron que el arzobispo Cardenal Herrero lo mandara a estudiar a Roma como alumno del Colegio Español, en la Universidad Gregoriana. Alcanzó los tres doctorados: en filosofía, teología y derecho canónico, y se ordenó sacerdote en diciembre de 1910. Vuelto a Valencia fue coadjutor en varias parroquias y profesor del seminario. En 1919 se le nombró párroco de Santa María del Mar, de Valencia. En 1930 ganó en propiedad la parroquia de San Juan y San Vicente de la capital valentina. Fue un sacerdote piadoso y entregado, que fomentó con celo la Acción Católica, llegando a tener organizadas en su parroquia las cuatro ramas. Fundó unas escuelas parroquiales para ofrecer educación cristiana a los niños.
Llegada la revolución de julio de 1936, hubo de dejar la parroquia y refugiarse en casa de un hermano suyo, donde también se refugiaría su otro hermano sacerdote. Los tres serían sacrificados. Allí celebraban la misa secretamente y sufrieron diferentes registros, en uno de los cuales milagrosamente no hallaron las hostias consagradas. El 13 de agosto de 1936, de noche, mientras registraban el piso contiguo, los milicianos vieron a los dos sacerdotes. Esto sirvió para que los detuvieran. Llevados a El Saler, allí fueron fusilados. Don Félix ha sido beatificado el 11 de marzo de 2001 por el papa Juan Pablo II en la ceremonia conjunta de los 233 mártires de la persecución religiosa en Valencia de los años 1936-1939.