El beato Cristóbal DE Romagnola (o de Romagna) nació probablemente en Cesenatico (Forlí, Italia) hacia el año 1172. Se ordenó de sacerdote y estuvo regentando una parroquia de su ciudad natal hasta que, en 1216, san Francisco de Asís la visitó, y el buen párroco quedó cautivado por la palabra y el ejemplo arrolladores del santo. Decidió entonces ingresar en su Orden. Ya fraile, desarrolló su apostolado entre los leprosos y destacó por su austeridad.
San Francisco lo envió con otros religiosos al sur de Francia para difundir la Orden y para hacer frente a la herejía albigense. En Aquitania se acreditó por su santa vida y por su predicación, su sencillez y amor a la naturaleza, la devoción eucarística y la mariana. Atrajo a muchos albigenses a la fe católica y adquirió fama de taumaturgo. Asistió al capítulo de Arlés, en el que predicó san Antonio de Padua y se apareció san Francisco. Fundó varios conventos y en uno de ellos, el de Cahors, murió el 31 de octubre de 1272. Su culto fue aprobado en 1905. Los bolandistas relegan a este beato entre los praetermissi (olvidados), porque no encontraron suficientes pruebas de la continuidad de su culto.
El decreto de confirmación del culto, que incluye un resumen biográfico, puede verse en Acta Sanctae Sedis 38 (1905-06), pág 101ss. En Analecta Franciscana, vol. III, pp. 161-173, hay una biografía escrita por Bernardo de Besse. Artículo tomado del Año Santo Franciscano, con algunos elementos del Butler-Guinea, t. IV, pág. 205.