Antonio Rosmini nació en Rovereto, en el imperio austro-húngaro, el 24 de marzo de 1797. Recibió el bautismo al día siguiente, solemnidad de la Anunciación del Señor. Asistió a la escuela pública de Rovereto. En agosto de 1816 presentó los exámenes finales en la escuela imperial, obteniendo el calificativo de «eminencia» en todas las materias y un juicio en el que se hablaba de él como «dotado de agudísimo ingenio». En el otoño de 1816 comenzó a asistir a los cursos de teología en la universidad de Padua. Recibió la ordenación sacerdotal el 21 de abril de 1821.
El cardenal Ladislao Pyrcher, patriarca de Venecia, lo llevó consigo a Roma. Aquí, introducido por el abad Mauro Cappellari, futuro papa Gregorio XVI, se reunió dos veces con el Sumo Pontífice Pío VIII, que dio este consejo al sacerdote-filósofo: «Debe dedicarse a escribir libros, sin ocuparse de los asuntos de la vida activa; usted maneja demasiado bien la lógica y nosotros tenemos necesidad de escritores que sepan hacerse temer».
De hecho, escribió numerosas e importantes obras, tanto de espiritualidad como de filosofía: en 1830 publicó las «Máximas de perfección cristiana» y su primera gran obra filosófica: «Nuevo ensayo sobre el origen de las ideas». En poco más de diez días, del 18 al 30 de noviembre de 1832, escribió «Las cinco llagas de la santa Iglesia», obra en la que denunciaba los peligros que amenazan la unidad y la libertad de la Iglesia e indicaba sus remedios (fue publicado en 1846). En 1839 publicó la «Filosofía de la política» y el «Tratado de la conciencia moral», en el que argumenta que la inteligencia está iluminada por la luz del ser, que es la luz de la verdad, por lo que hay en el hombre algo de «divino». Sus tesis fueron duramente atacadas por algunos jesuitas.
En 1828, en el santuario del Monte Calvario, en Domodossola (Italia), Antonio Rosmini fundó el Instituto de la Caridad, con el fin de promover la formación humana, cristiana y religiosa de quienes compartieran su espíritu, adaptándose a las circunstancias históricas, civiles y culturales de su tiempo; el instituto fue aprobado por el Papa Gregorio XVI el 20 de septiembre de 1839. También fundó, en 1832, el instituto de las Hermanas de la Providencia, con las mismas finalidades que el instituto masculino.
En 1848, por encargo del rey de Piamonte Carlo Alberto de Savoia, Rosmini regresó a Roma en misión diplomática, con el objetivo de inducir al Papa Pío IX a presidir una confederación de Estados italianos. Pero cuando el Gobierno piamontés pretendió que el Papa también entrara en guerra contra Austria, Rosmini renunció a su misión diplomática. Pío IX le ordenó quedarse en Roma. Se hablaba de él como próximo cardenal secretario de Estado y, después de la fundación de la República romana, como primer ministro. Pero él rechazó presidir un gobierno revolucionario que privaba al Papa de la libertad. El 24 de noviembre de 1848, Pío IX huyó a Gaeta. Rosmini lo siguió. Pero pronto cayó en desgracia, por estar en desacuerdo con la línea política del cardenal Giacomo Antonelli, que quería que ejércitos extranjeros apoyaran al Papa. En 1849 se despidió de Pío IX.
Durante su viaje de regreso al norte de Italia, en Stresa, le llegó la noticia de que sus obras «Las cinco llagas de la santa Iglesia» y «La constitución civil según la justicia social» habían sido puestas en el Índice de los libros prohibidos. Atacado por algunos jesuitas, pero confortado por las visitas de sus amigos, entre los cuales estaba el escritor Alessandro Manzoni, Rosmini trascurrió sus últimos años en Stresa, dirigiendo las dos congregaciones fundadas por él y escribiendo su obra «Teosofía».
Procesado por el Vaticano en 1854, fue absuelto. Murió en Stresa el 1 de julio de 1855, a los 58 años de edad. En 1887 fueron condenadas por la Iglesia 40 proposiciones tomadas de sus obras, pero esa condena fue revocada en el año 2001. Fue beatificado el 18 de noviembre de 2007.
Las proposiciones condenadas en su obra se encuentran en Denzinger 1891ss; la condena no fue propiamente revocada, como afirma este texto, sino reinterpretada, en decreto del 1 de julio del 2001, según se reseña en el decreto de beatificación (AAS 98 -2006-, pág 856ss, la cuestión de la condena está tratada en p. 861), allí mismo se encuentra, en latín, una extensa biografía.