María Pía Mastena nació el 7 de diciembre de 1881 en Bovolone, provincia de Verona. Sus padres eran óptimos cristianos y muy fervorosos en la práctica religiosa y en el ejercicio de la caridad. De los cuatro hermanos, el último, Tarcisio, profesó en la Orden de los Capuchinos y murió también en olor de santidad.
La futura beata recibió con gran fervor el 19 de marzo de 1891 la primera comunión, en cuya ocasión emitió privadamente el voto de castidad. El 29 de agosto recibió el sacramento de la Confirmación. Durante su adolescencia frecuentó asiduamente las funciones religiosas y se comprometió en las actividades de la parroquia, especialmente como catequista.
Sintió pronto la llamada a la vida religiosa, continuando su ideal en el que sobresale su gran devoción a la Eucaristía y al Santo Rostro. A la edad de 14 años, pidió entrar en el convento, pero solo en 1901 fue aceptada como postulante en el Instituto de las Hermanas de la Misericordia de Verona.
En 1902 vistió el hábito religioso, en 1903, con el permiso de los superiores, pronunció el «voto privado de víctima», y el 24 de octubre de 1904 emitió los votos religiosos, imponiéndosele el nombre de Sor Passitea del Niño Jesús. La Beata vivió con generosa intensidad espiritual esta primera etapa de su vida religiosa y la recordará siempre como un tiempo de gracia y de bendición, hablando con estima y agradecimiento de los superiores y de las religiosas del instituto Hermanas de la Misericordia. El fervor encontrado en este instituto la moverá a pronunciar más adelante el voto de buscar en todo lo más perfecto.
Se dedicó a la enseñanza en diversos lugares de la región véneta, residió 19 años en Miañe, y se dedicó de manera especial a un intenso apostolado entre los alumnos de todas las edades, enfermos e inválidos. Buscando secundar sus anhelos contemplativos, en 1927, con la autorización de sus superiores y el «nulla osta» de la Santa Sede, entró en el monasterio cisterciense de Veglie. Pero ese mismo año, animada por el Obispo de Vittorio Veneto, abandonó el Monasterio, volvió a la enseñanza y emprendió la fundación de una nueva Congregación llamada Religiosas del Santo Rostro. Erigida canónicamente el 8 de diciembre de 1936, después de muchos sufrimientos, fue reconocida como Congregación de Derecho Pontificio el 10 de diciembre de 1947.
En el futuro toda su actividad la dedicó a consolidar y extender la Congregación, promoviendo nuevas iniciativas en favor de los pobres, de los que sufren y de los enfermos, confiando al Instituto el carisma de «propagar, reparar, restablecer la imagen del dulce Jesús en las almas». Murió en Roma el 28 de junio de 1951, y fue beatificada el 13 de noviembre de 2005.