María Emilia Riquelme y Zayas nació en 1847 en Granada. Huérfana de madre desde los 7 años, experimentará de forma muy cercana la maternidad de la Virgen María. La enfermedad y muerte de su hermano Joaquín a los 17 años supondrá una prueba. Vive en diferentes ciudades su juventud por los destinos de su padre, militar de profesión, e irá comprometiéndose en el apostolado hacia los más pobres y necesitados.
Renuncia a la herencia paterna para ser religiosa, se siente llamada a fundar la Congregación de Misioneras del Santísimo Sacramento y María Inmaculada para adorar al Señor día y noche y trabajar en el campo de la educación y en misiones. Su lema es “Entrega voluntaria y alegre por la gloria de Dios y el bien de los hermanos”, hecho todo con un tono de sencillez y humildad. Falleció en la Casa Madre de la congregación en Granada, el 10 de diciembre de 1940.