Ella y su fundación tuvieron que pasar por circunstancias sociales y políticas muy adversas (Revolución Bolchevique, Segunda Guerra Mundial, etc.) en Rusia, Finlandia, Países Bálticos, Polonia, sin perder nunca el aliento ni abandonar el apostolado. Estuvo paralítica los cinco últimos años de su vida. Murió en Bialystok (Polonia) el 29 de enero de 1946, y fue beatificada por Juan Pablo II en Polonia el 5 de junio de 1991.