El elogio del Martirologio Romano reproduce la única noticia cierta acerca de estos mártires, que se encuentra en la Historia de los Anglos, de san Beda (L I, cap. 7), de donde la tomó a la letra el Card. Baronio en su primer Martirologio Romano, y que ha continuado inscrita en los mismos términos hasta hoy.
Lamentablemente es muy difícil saber a qué persecusión se refiere, ya que estos nombres aparecen en algunos otros catálogos antiguos de santos, pero en distintas fechas.
También es imposible determinar la relación que tienen con el martirio de san Albano, ya que solo aparecen ligados a su nombre en el martirologio de Adón, y no en los otros catálogos históricos (Jeronimiano, Usuardo), por lo que la noticia es demasiado tardía (el Adón es del siglo IX).
En Caerleon, Gales, había tres sitios de culto dedicados a ellos en el siglo IX (subsiste en la actualidad una pequeña iglesia con los dos santos como titulares, ver foto), por lo que en el criterio del Martiorologio Romano actual su presencia cultual parece sólida a lo largo del tiempo, pero como puede notarse, aunque el Martirologio ha mantenido el elogio de Beda, separa por completo el culto de estos mártires del de san Albano, al fecharlos imprecisamente muchos años después que el de aquel.
Todo lo que hay sobre estos santos, así como la discusión sobre sus distintas fechas de inscripción puede leerse en Acta Sanctorum, Julio, tomo I, pág 17. La foto proviene del Ökumenisches Heiligenlexikon