El año memorial del martirologio coreano se abre el 9 de enero con dos mujeres, una joven y una mayor, que inauguran el grupo de los 103 mártires coreanos canonizados por SS Juan Pablo II en 1984. No es que estas fueran las primeras mártires coreanas, porque murieron en 1840, y la persecución llevaba ya un tiempo, pero son las primeras en el orden de meses.
Junto a ella padeció Teresa Kim, de no mucha edad -habia nacido en Myeoncheon, Chungcheong-do en 1797, y tenía por tanto 43 años-, pero que era ya viuda. Teresa era tía por parte de padre del futuro mártir san Andrés Kim Taegòn, primer sacerdote nativo de Corea, que sufrirá el martirio en 1846. Teresa había visto morir en prisión por la fe a su marido (José Son Len-ou-ki, no canonizado aun), y ella continuará como viuda dando ejemplos de virtud. Ayuna con frecuencia y ayuda en las tareas más humildes a los misioneros. En la persecución de 1839 estaba en casa del obispo, y no huyó rápidamente, por lo que fue encarcelada.
Las dos mujeres soportaron con paciencia las vejaciones, latigazos y todo género de torturas durante 11 y 7 meses de prisión, respectivamente, hasta que fueron estranguladas (otros documentos dicen decapitadas).
La base para las noticias de la vida de estos santos es la "L'Histoire de l'Eglise de Corée" (1874), en dos volúmenes, de Charles Dallet. En este caso el martirio está contado en la página 229 del volumen II. Ver la noticia general sobre los mártires de Corea en la hagiografía del grupo.