Constantino Acropolita escribió la vida de santa Teodosia en el siglo XIV. Dicho autor, que vivía en Constantinopla, cerca de la tumba de la mártir y le profesaba gran devoción, se basó en algunos escritos y en la tradición oral. Según cuenta Constantino, Teodosia pertenecía a una noble familia y perdió a sus padres desde muy joven. Más tarde, tomó el velo en el monasterio constantinopolitano de la Anástasis. La santa vivió en la época de los emperadores León el Isáurico y Constantino Coprónimo, quienes trataron de acabar con el culto de las imágenes. Como el emperador diese la orden de destruir una imagen muy venerada de Cristo, Teodosia, a la cabeza de un grupo de mujeres, derribó la escalera en que se hallaba el esbirro que iba a echar abajo la imagen. El hombre murió a consecuencia de la caída. Las mujeres se dirigieron entonces al palacio del pseudopatriarca Anastasio, lo apedrearon, y obligaron a huir al usurpador. Las autoridades castigaron a todas las integrantes de grupo, pero sobre todo a Teodosia, que lo había encabezado. Los verdugos la torturaron en la prisión y la hirieron en el cuello. Teodosia murió poco después, a consecuencia de las heridas.
En Acta Sanctorum, mayo, vol. vil, hay un relato suficientemente detallado. Probablemente el texto más digno de crédito es el del Sinaxario de Constantinopla (ed. Delehaye), cc. 828-829, 18 de julio. En Dom Leclercq, Les Martyrs, hay una traducción de la pasión de Santa Teodosia.