Muchos martirologios occidentales mencionan el nombre de esta mártir de Córcega. Según opinan los bolandistas, Julia fue martirizada en el siglo V o VI por los piratas sarracenos. Las «Actas» legendarias de la santa se basan en una tradición posterior, que embellecen con muchos detalles imaginarios. Lo esencial se reduce a esto: Julia era una noble doncella de Cartago. Cuando Genserico tomó la ciudad, en 439, fue vendida como esclava a Eusebio, un mercader pagano originario de Siria. Julia llevó una vida ejemplar y supo servir con tanto esmero a su amo, que éste la llevó consigo en un viaje que hizo a las Galias para vender productos del Oriente. El navio en que hicieron la travesía atracó en las costas de Córcega. Eusebio bajó a tierra para asistir a un festival pagano, mientras Julia, que había condenado abiertamente la conducta de su amo, se quedó en el navio. Félix, el gobernador de la isla, interrogó a Eusebio acerca de la esclava que se había atrevido a insultar a los dioses; Eusebio confesó que era cristiana, pero dijo al gobernador que no podía prescindir de los servicios de una esclava tan fiel y habilidosa. Félix le ofreció cuatro de sus mejores esclavas a cambio de Julia, pero Eusebio replicó: «Todas vuestras posesiones no valen los servicios que ella me presta». Sin embargo, el gobernador aprovechó la circunstancia de que Eusebio había bebido demasiado y mandó traer a Julia para obligarla a ofrecer sacrificios a los dioses. Así pues, propuso a la santa la libertad, con tal de que sacrificase. Julia se negó indignada y proclamó que no deseaba otra libertad que la de seguir en el servicio de su Señor Jesucristo. Esta respuesta enfureció al gobernador, quien ordenó al punto que la golpeasen en el rostro y le arrancasen de raíz los cabellos; después mandó que la crucificaran. Según se cuenta, unos monjes de la isla de Giraglia rescataron el cadáver de Julia, que fue trasladado a Brescia, el año 763. Santa Julia es la patrona de Córcega y Livorno. Esta última ciudad pretende poseer una parte de sus reliquias.
Existen dos textos de la «Pasión de Santa Julia», uno de los cuales se halla reproducido íntegramente en Acta Sanctorum, mayo, vol. V. Su nombre aparece en el Hieronymianum, lo cual constituye un poderoso indicio en favor de la existencia histórica de la santa, como lo hace notar Delehaye en su comentario. Véanse en particular las dos obras de Mons. Lanzoni: Diócesi a"Italia, pp. 685-686, y Revista Storico-Critica, vol. VI (1910), pp. 446-543.