San Jerónimo habla en términos elogiosos acerca de este exegeta. Alban Butler resume sus palabras y dice que «las obras de Victorino eran sublimes por más que su latín no era muy bueno, ya que el autor había nacido en Grecia». San Victorino era ya retórico cuando fue elegido obispo de Pettau (actual Ptuj), en el norte de Panonia. Escribió comentarios sobre varios libros del Antiguo y del Nuevo Testamento. San Jerónimo solía citarlos, pero no sin matizar la buena opinión que tenía del obispo. San Victorino hizo la guerra a diversas herejías de su época, pero él mismo fue acusado de «milenarismo», es decir, de esperar que Cristo establecería un reino milenario en la tierra antes de la venida definitiva del Reino. Se dice que el santo obispo fue martirizado durante la persecución de Diocleciano. En una época, se creyó que había sido el primer obispo de Poitiers, debido a una latinización errónea del nombre de su diócesis.
No se conservan las actas del martirio de San Victorino; lo poco que sabemos de él, procede de ciertas referencias casuales que se encuentran en las obras de San Jerónimo, Optato de Milevis y Casiodoro.
Véase Acta Sanctorum, nov., vol. I. A lo que parere, el Hieronymianum no mencionaba a este santo; pero Floro de Lyon suponía que la conmemoración de san Víctor, el 2 de noviembre, se refería a él. Véase Quentin, Martyrologes historiques, pp. 310 y 380; y Bardenhewer, Geschichte der altkirchlichen Literatur, 2ª ed., vol. II pp. 657-663.
La imagen corresponde a un fresco actual del santo en una iglesia de Ptuj (en Eslovenia). Se consige en la red la versión en inglés del Comentario al Apocalipsis de Victorino de Pettau. En la Patrología de Quasten, volumen I, se hallará otro comentario, más centrado en la obray menos elogioso, acerca del autor.