La Iglesia de Oriente se hallaba en peligro de caer en el cisma o la herejía, a consecuencia de la reivindicación del monofisita Eutiques y la condenación de san Flaviano por un conciliábulo. Entonces, san León Magno decidió enviar a Constantinopla una embajada para exhortar al emperador Teodosio II a reunir un Concilio ecuménico, encargado de definir la verdadera doctrina de la doble naturaleza de Cristo. El Papa necesitaba, para esa misión, hombres de gran saber, tacto e integridad, y escogió a san Abundio, obispo de Como, y a un distinguido sacerdote llamado Senador. Cuando los legados del Papa llegaron a Constantinopla, Teodosio ya había muerto. A pesar de ello, consiguieron que el emperador Marciano reuniese el Concilio de Calcedonia.
Un año después de haber regresado a Italia, san Senador representó al Papa en un sínodo que tuvo lugar en Milán. A la muerte de san Benigno, le sucedió en la sede de Milán. Gobernó tres años dicha diócesis y murió probablemente el año 475. La iglesia de Santa Eufemia, en Milán, cuya construcción se atribuye a este obispo, guarda sus reliquias.
En Acta Sanctorum, mayo, vol. VI, se hallarán reunidos los materiales biográficos de san Senador. En MGH., Auctores Antiquissimi, vol. VII, p. 166, se citan los versos de Ennodio sobre los obispos de Milán, en los que alaba a san Senador. Ver sobre todo la obra del P. Savio, Gli antichi Vescovi d'Italia, vol. I, pp. 197-199.