La pocas noticias conocidas provienen de san Gregorio de Tours, que en su «De gloria confessorum» dedicó un capítulo (XXII) a este discípulo de san Martín de Tours (315-397), quien, para ocultar su santidad, dejó la Turena donde había nacido y vivía, para ir como simple monje al monasterio de Île-Barbe, en Lyon. Pero incluso aquí la santidad de su persona atraía la atención de lso habitantes d ela zona, que no lo dejaban libre en sus oraciones y vida completamente oculta y contemplativa; por lo que decidió volver a su tierra.
Atravesando el río Saona, su barca naufragó, pero Máximo pudo resgardar sus pertenencias sin dificultad, salvando incluso el libro de los evangelios, el cáliz y la patena que llevaba consigo. Vuelto a entrar en la Turena Aquitania (región histórica de la Francia central, en gran parte en la región del Loira), fundó un monasterio en Chinon de Vienne, que tomó más tarde el nombre de Saint-Mexme; luego fue destruido por los Normandos y reconstruido en el siglo X.
Máximo vivió en el siglo V, y san Gregorio de Tours cuenta que mientras el castillo de Chinon era asediado por los enemigos Visigodos, el santo abad obtenía con sus intensas plegarias que lloviese torrencialmente, ayudando así al pueblo de Chinon, que se había quedado sin agua. Máximo murió en un año imprecisado, en Chinon, donde fue abad infatigable, y donde se conserva una capa pluvial que se afirma que le perteneció, aunque posee unas inscripciones en caracteres árabes, que provienen sin ninguna duda de Tierra Santa, durante las Cruzadas.
De él hablan también una «Vita» y unos «Milagros», escritos en el siglo IX, pero que carecen por completo de valor histórico.
Traducido para ETF de un articulo de Antonio Borrelli.