San Lucas nació en Sicilia, en Demenna (Castrogiovanni), y fue iniciado en el ascetismo basiliano en el monasterio de San Felipe d'Agira, en el que se formaron también otros famosos monjes griegos del siglo X. Para escapar del acoso de los sarracenos, que habían conquistado la isla, atravesó el estrecho de Mesina y se fue a poner bajo la disciplina de san Elías Espeleota, en Reggio. Pero muy pronto también la zona de Aspromonte se convirtió en el destino de incursiones sarracenas, por lo que tomó el camino del norte hasta llegar a la famosa eparquía monastica del Monte Mercurio, en la frontera entre Calabria y Lucania, meta de todos los santos ítalo-griegos del siglo X.
Fundó una laura (claustro) en el territorio de Nola (Nápoles), donde restauró la iglesia en ruinas de San Pedro y habitó con sus discípulos durante siete años, practicando el ascetismo más riguroso y entregándose a las labores del campo, a fin de «cambiar el desierto en jardín». Deseoso de una mayor soledad, pasó al territorio de Agromonte, cerca del río Agri, donde restauró el monasterio de San Julián.
Prestó su ayuda de caridad cristiana a los soldados heridos en el conflicto entre los sarracenos y los alemanes de Otón II; fortificó el castillo de Armento y la iglesia de la Madre de Dios, dejando la custodia a sus discípulos. Aquí tuvo origen, hacia el 971, el famoso monasterio de los Santos Elías y Anastasio del Carbone, que se convirtió en el «cuartel general» del santo, ya fuera como un baluarte contra las incursiones de los sarracenos, ya como escenario de los muchos milagros que allí obró. Asistido por san Sabas de Collesano, san Lucas murió el 5 de febrero del 995, y fue sepultado en la iglesia del monasterio, donde recibió culto público.
Traducido para ETF de un artículo de Francesco Russo en Enciclopedia dei Santi. Nota: el san Sabas de Collesano que menciona al final no parece ser ninguno de los santos de ese nombre en el Martirologio Romano. Normalmente se lo identifica con san Sabas el joven, celebrado hoy mismo, sin embargo no es el que alude esta historia, ya que san Sabas el joven murió el mismo día del mismo eño, o antes, en Roma, por lo que no podría estar asistiendo a la muerte de san Lucas.