Es muy poco lo que sabemos de este santo. Julián era un asceta que vivía oculto en una cueva en Osroene, junto al Eúfrates (en la actualidad el territorio podría corresponder a Turquía o a Siria, no está claramente localizado); el santo llevó allí una vida de extraordinaria penitencia, comiendo sólo una vez por semana. Después de la expulsión de san Melecio, obispo de Antioquía, por los arrianos, los herejes de dicha ciudad empezaron a esparcir el rumor de que Julián Sabas, que era muy venerado por su vida ascética, había abrazado el arrianismo. Los cristianos ortodoxos le suplicaron que fuese a Antioquia a refutar esa calumnia. Así lo hizo el santo, en el 372, y su presencia en la ciudad tuvo los más benéficos efectos. Una vez terminada su misión, San Julián retornó a su cueva, donde murió poco después, posiblemente antes del 378, que es cuando san Melecio fue restablecido en su sede. Los hagiógrafos griegos le atribuyen a san Julián extraordinarios milagros.
Ver Acta Sanctorum, 18 de octubre, donde se cita a Teodoreto como principal fuente de información. Bedjan publicó una versión siria del relato de Teodoreto; ver Acta Bollandiana, vol. XVI, (1897), p. 184; y Biblioteca Hagiográfica Latina, nn. 67-68.