Juan Bautista Wu Wenyin era un hombre casado y padre de familia, cristiano fervoroso y administrador de los bienes de la pequeña comunidad cristiana de su pueblo, Young-Nien. Cuando empezó la revolución bóxer hubo una revuelta en su pueblo y como consecuencia de ella una muerte. Vino entonces el mandarín y arrestó a varias personas, entre ellas nuestro mártir. Pero en el curso del juicio quedó claro que él apenas había tomado parte en la revuelta y que era ajeno por completo a la muerte. No obstante, y visto que era cristiano, se le condenó a ser decapitado, y quedó claro que era su cristianismo la causa de su condena. Los cristianos lo tuvieron desde el principio por mártir. Fue canonizado por Juan Pablo II el 1 de octubre de 2000.