Ya en Mortara, su fama de santidad se extendió y fue elegido obispo de Pavia, pero se escapó del monasterio por una ventana, y logró esconderse hasta que la sede estuvo cubierta por una nueva elección. Decidió entonces llevar vida eremítica, pero ya el papa Lucio III, que era también bolognés y lo conocía, había pensado en él para darle sitio en la curia romana, y en una peregrinación de Guarino a Roma en 1144 lo obligó a quedarse, lo nombró obispo de Palestrina y lo agregó al colegio cardenalicio. En ambos cargos -obispo y cardenal- mostró Guarino el acierto de su elección. Fue un leal y magnífico colaborador de los papas y un excelente pastor de su diócesis, a la que se entregó con plena dedicación. Murió el 6 de febrero del año 1159, siendo desde entonces venerado como santo.
Sus reliquias fueron puestas en una urna en la catedral, pero en 1437 Palestrina sufrió un saqueo y, para evitar la profanación, la urna fue retirada y escondida. Desde ese momento se desconoce el paradero que puedieron tener, aunque se piensa que pudieron haber sido trasladadas aa Corneto por el obispo, antiguo diácono en esa otra ciudad; pero las búsquedas nunca han dado resultado.
Aunque el núcleo del artículo es del Año Cristiano de BAC, como indica la fuente, lo he ehriquecido con algunos datos provenientes del artículo de Daniel Bolognini en Santi e Beati.