No cabe duda de que san Frontón existió realmente y evangelizó Périgueux; pero la leyenda de su vida fue inventada o modificada con el objeto de relacionar con los Apóstoles el origen de la sede de Périgueux. Según dicha leyenda, Frontón pertenecía a la tribu de Judá y nació en Licaonia. Se convirtió a la fe por el testimonio de los milagros de nuestro Señor, fue bautizado por san Pedro, y llegó a ser uno de los setenta y dos discípulos de Cristo. Acompañó a san Pedro a Antioquía y a Roma, de donde el príncipe de los Apóstoles le envió junto con un tal Jorge a predicar en la Galia. Jorge murió en el camino, pero el báculo de san Pedro le resucitó, como en el caso de san Materno de Tréveris y san Marcial de Limoges. San Frontón predicó con gran éxito. Sobre su ministerio se cuentan muchos detalles extravagantes y milagros fantásticos. El centro de su predicación era Périgueux, donde se le venera como primer obispo. La leyenda posterior ha sido enriquecida con un incidente que procede de la vida de otro san Frontón, que fue ermitaño en el desierto de Nitria. A su compañero Jorge se le venera como san Jorge, primer obispo de Le Puy, que evangelizó la región de Velay, pero el Martirologio actual no lo ha considerado con suficiente entidad histórica como para mantenerlo en sus listas.
La leyenda primitiva afirma que san Frontón nació en Leuquais de Dordogne (de donde puede provenir la confusión con Licaonia), bastante cerca de la región de Périgueux, que iba a evangelizar más tarde. Los anacronismos y rasgos extravagantes abundan tanto en esta leyenda como en la que acabamos de resumir; sin embargo, hay motivos para creer que el autor de la leyenda primitiva se basó en ciertos datos históricos, y en la vida de san Gerardo (que data del siglo VII) se habla claramente del sepulcro de san Frontón en Périgueux.
Véase Analecta Bollandiana, vol. XLVIII (1930), pp. 324-360, donde hay una discusión seria sobre los documentos. M. Coens editó, bajo el título de La Vie ancienne de St. Front, el texto de la más antigua biografía del santo, según lo había reconocido Duchesne en Fastes Episcopaux, vol. II, pp. 130-134. Nótese que en la redacción del elogio actual se evita decir que era obispo, ya que es dato no es del todo seguro, aunque en nuestro santoral, y a falta de estudios más detallados, lo catalogamos entre los obispos. Artículo del Butler modificado.