El Padre de Edvino murió cuando éste tenía quince años, y su madre le confió entonces al cuidado de san Sansón. Más tarde, el joven ingresó en el convento bretón dirigido por Winwaloe. Un día en que Edvino y su maestro se hallaban paseando, vieron a un leproso que yacía a la vera del camino. «¿Qué podemos hacer por este pobrecito?», preguntó Winwaloe. Edvino replicó al punto: «Haced lo que los Apóstoles de Cristo: ordenadle que se levante y ande». Entonces Winwaloe, que tenía una gran fe en Dios y en su discípulo, devolvió la salud al enfermo.
Cuando los francos destruyeron el monasterio, san Edvino se refugió en Irlanda. Allí vivió veinte años y murió cuando mayor era su fama por sus virtudes y milagros. Su nombre figura en el Martirologio Romano pero no en los calendarios irlandeses. Según parece, el nombre del santo es de origen anglosajón.
La biografía publicada en Acta Sanctorum, oct., vol. vnr, no merece ningún crédito. Véase S. Baring-Gould y John Fisher, Lives of British Saints, vol. II, p. 466; y Duine, St Samson (1909).