La vida de Juan Carlos Melchiori, en religión Carlos de Sezze, es muy sencilla. Era un hermano lego de los Franciscanos de la estricta observancia. Aunque su cuna era humilde, sus padres aspiraban al sacerdocio para su hijo; pero Carlos dio en la escuela muestras de ser de muy corto talento, y parece que apenas logró aprender a leer y escribir. Sin embargo, el santo era extremadamente sensible a los toques de la gracia. Desde su juventud, que pasó en las labores del campo, practicaba austeras penitencias e hizo voto de castidad. Más de una vez estuvo gravemente enfermo. En una de esas ocasiones, a los veinte años, prometió entrar en la vida religiosa, si Dios le devolvía la salud. Los hermanos de Nacianzo le aceptaron como lego. El fervor de Carlos no hizo sino aumentar en el claustro. Después de la profesión, se ofreció para acompañar a algunos de sus hermanos que iban de misioneros a la India; pero otra vez cayó gravemente enfermo, y sus superiores le enviaron a Roma después de la convalescencia. Allí dio el santo gran ejemplo de virtud y caridad. Los cardenales y otras altas personalidades eclesiásticas buscaban su compañía, a pesar de su extraordinaria simplicidad.
Para comunicar a los demás su seráfica alegría, se improvisó poeta, escribiendo versos sencillos y emocionados, en una vena popular, con sabroso acento del Lacio. Por sus poesías san Carlos de Sezze puede considerarse heredero de Jacopone de Todi, su poesía era fruto de su plenitud de amor divino. Este «escritor sin letras», como él mismo se llamaba, escribió muchas obras, no todas publicadas. Entre las publicadas están: «Las Tres vías«, «El Sagrado Septenario», «Los Discursos sobre la Vida de Jesús», su «Autobiografía», escrita por orden de su confesor. El hermano Carlos murió el 6 de enero de 1670, a los cincuenta y siete años de edad, y fue beatificado en 1882. Su Santidad Juan XXIII lo canonizó el 12 de abril de 1959.
Ver el decreto de beatificación en Analecta Juris Pontificii, 1882; Léon, Aureole Séraphique, vol. n, pp. 64-68; Imbert-Gourbeyre, La stigmatisation (1894), vol. I, pp. 315-316. A la noticia biográfica del Butler se ha añadido, tomándola de «Franciscanos para cada día», de Fr G. Ferrini, la referencia a sus obras.