Por otro lado, su nombre (con la forma "Pritanio") es recordado en la Historia Sagrada de Sulpicio Severo (libro II, cap. 49) a propósito de Itacio, obispo de Ossa, diócesis española de la que tuvo que huir por las presiones de los priscilianistas. Itacio era perseguido por la policía imperial, y encontró en Britón un defensor de la justicia de su causa.
Aprovechando el cambio de emperador que se produjo precisamente por esos años, se logró no sólo la absolución de Itacio sino la condena de Prisciliano, aunque tanto Britón como san Martín de Tours y otros no admitían que esa condena -que se debía a razones teológicas- tuviera como consecuencia la pena capital para los herejes. Sin embargo poco pudieron hacer contra el linchamiento de Prisciliano y sus seguidores.
No hay otros datos sobre su episcopado, que acaba seguramente en el 386, cuando su sucesor, Félix, es ordenado, en plena crisis priscilianista.
Está inscripto en el Martirologio Romano como santo de culto local (equivalente a beato). Las reliquias del santo se conservan en la cripta de la basílica de San Paulino, en Tréveris.
Acta Sanctorum, Mayo, II pág. 11; Petit Bollandistes, de Guerín, V, pág 354, que se sirve del Breviario de Tréveris; y Duchesne, Fastes, III, 36, que remite a Sulpicio Severo.