Nacido hacia el 1040 en Osimo, en Las Marcas, de familia noble, Bonfiglio ingresó en la abadía de Santa María de Storaco, de la cual, más tarde, llegó a ser abad. Fue obispo de Foligno, y sucedió a Azzo hacia el 1070. Su vida fue escrita por san Silvestre Guzzolini, fundador de la Congregación monástica benedictina de los Silvestrinos, quien fue su primer biógrafo, un siglo después de la muerte del santo. Bonfiglio, ya obispo, participó de la cruzada a Tierra Santa, donde permaneció desde 1096 hasta 1104, llevando vida penitente en perfecta soledad.
Regresado a Italia, se retiró a Roma, pues cuando volvió a su diócesis de Foligno, la encontró ocupada por el joven obispo Andrés, nombrado por el papa a instancias del pueblo, que desde tanto tiempo no tenía noticias de su obispo. Bonfiglio reconoció humildemente la elección, y se retiró a la abadía de Storaco. Allí algunos de sus monjes le hicieron la vida imposible, y Bonfiglio fue obligado a huir al eremo de Nuestra Señora de la Fara, en la diócesis de Cingoli. Murió allí, agotado por la austeridad y la penitencia, el 27 de septiembre de 1115.
Traducido para ETF del breve artículo elaborado por monjes benedictinos silvestrinos.