El título de «corepíscopo» se daba antiguamente a los auxiliares del obispo, que podían ser o no obispos. En el caso de Atenógenes, es tradición considerarlo obispo, aunque el elogio del Martirologio Romano actual no especifica ya si se trata de un obispo o no (la edición anterior lo ponía explícitamente). No conocemos el himno al Espíritu Santo del que habla el elogio, pero la referencia proviene del Tratado sobre el Espíritu Santo de san Basilio Magno, que alaba ese himno.
El nombre de san Atenógenes y la antigüedad de su culto están atestiguados suficientemente por el martirologio sirio y el Hieronymianum. Hasta la última reforma del calendario romano había en él dos san Atenógenes, uno el 18 de enero y otro en la fecha presente; pero se llegó a ver que no era sino una duplicación del mismo, y se suprimió la del 18 de enero, que era una fecha adoptada más modernamente que la tradicional del 16 de julio. La fiesta fue instituida en Armenia, por san Gregorio el Iluminado, dicen que para consagrar una fiesta pagana.
Ver Butler, 16 de julio, y él cita a su vez como referencia a Delehaye, Les Orígenes du Culte des Martyrs, pp. 177-178. También Fabio Arduino, en Santi e beati, trata el tema casi en los mismos términos.