Muchísimos napolitanos, atraídos por la gran devoción al patrono principal de la ciudad, san Genaro, y por su periódico espectacular milagro de la licuefacción de la sangre, han olvidado, o incluso ignoran, que el primer obispo de la naciente comunidad cristiana de Nápoles fue san Aspreno (o Asprenato), mientras que san Genaro fue obispo de Benevento y murió mártir en Pozzuoli, cerca de Nápoles.
De san Aspreno se sabe de cierto que es de fines del siglo I o inicios del II, época en la cual los más recientes estudios arqueológicos fijan los inicios de la Iglesia napolitana, y para confirmar esto, se conoce que el nombre de Aspreno era muy usual en el período de la República y en los primeros tiempos del Imperio, pero que luego cayó en desuso. Varios documentos antiguos, incluido el famoso «Calendario marmóreo» atestiguan su existencia en épocas de los emperadores Trajano (99-117) y Adriano (117-138), y fijan en veintitrés años la duración de su episcopado.
De su vida no hay ningún dato cierto, pero una antiquísima leyenda, reproducida en textos sucesivos con añadidos, narra que san Pedro, fundada la Iglesia de Antioquía, dirigiéndose a Roma con algunos discípulos, pasó por Nápoles; aquí encontró a una anciana enferma (identificada con santa Cándida la vieja), que prometió adherir a la nueva fe si quedaba curada. Pedro hace un exorcismo contra la enfermedad y los discípulos antioquenos responden amén. Sanada Cándida, les recomienda un amigo de nombre Aspreno, también enfermo, quien seguramente se convertiría si fuera curado. En este punto san Pedro, luego de curarlo, lo catequiza y le administra el bautismo. El cristianismo tuvo una rápida expansión en Nápoles, y cuando Pedro decide encaminarse a Roma, consagra al propio Aspreno como obispo.
Aspreno hizo construir el oratorio de Santa María del Principio, sobre el cual surgirá la basílica de Santa restituta, y fundó la iglesia de San Pedro en Aram, donde hasta hoy se conserva el altar donde el propio Apóstol habría celebrado el sacrificio. El santo obispo murió lleno de méritos, y varios milagros fueron obtenidos por su intercesión. Su sepulcro fue puesto en el oratorio de Santa María del Principio, aunque algunos estudios arqueológicos sugieren que fue puesto en las catacumbas de San Genaro, en cuya basiliqueta superior estaban las figuras, muy bien conservadas, de los primeros catorce obispos napolitanos. El obispo Juan el Escriba (842-49) hizo transladar los restos a la basílica Stefanía, dedicando a cada uno un túmulo con su imagen, y a san Aspreno bajo el altar de la capilla a él dedicada.
Después de san Genaro, es el segundo de los 47 santos protectores de Nápoles, cuyos bustos de plata son custodiados en la capilla del tesoro de san Genaro, en la catedral; allí se conserva el bastón con el que san Pedro lo curó. En épocas diversas de la ciudad le fueron dedicadas dos iglesias, y una de las capillas de la antiquísima basílica de Santa Restituta. Es invocado contra la migraña. La fecha del 3 de agosto figura en el calendario marmóreo.
Traducido para ETF de una artículo de Antonio Borrelli. Es evidente que la posible fecha de consagración episcopal por parte de san Pedro (anterior al 64-67) no compagina con las fechas que la misma leyenda le asigna al episcopado.