Leopoldo, bautizado con el nombre de Giovanni, nació en Gaiche, Perusa, el 30 de octubre de 1732 y murió en Monteluco de Espoleto el 2 de abril de 1815. Sus padres, José Croci y Antonia María Giorgi, eran campesinos acomodados que educaron a su hijo en la vida cristiana con sencillez y profundidad. Deseoso de consagrarse a Dios, escogió la Orden de los Hermanos Menores y vistió el hábito el 19 de marzo de 1751 en el convento de San Bartolomé de Civitola. De 1752 a 1757 se dedicó al estudio de literatura, filosofía y teología. Ordenado sacerdote el 5 de marzo de 1757, enseñó filosofía y teología con gran provecho de los estudiantes. Su constante amor al saber se aprecia por sus manuscritos.
El campo de acción a que el Beato Leopoldo ligó principalmente su nombre fue la predicación, a la cual se sentía más atraído por sus excelentes cualidades de orador. Se distinguió sobre todo en los cursos de misiones, que duraban por lo menos 15 días, con 3 o 4 sermones diarios, siguiendo el método de san Leonardo de Puerto Mauricio, cuyo reglamento para las Misiones llevaba siempre consigo y daba a leer al grupo de misioneros que él dirigía. Viajaba siempre a pie.
En todas sus misiones eran característicos los «despertadores», que tenían como misión despertar a los que vivían en pecado. Después de una incisiva predicación, a menudo se flagelaba las espaldas. Durante las misiones predicadas por él se hacían dos procesiones, una penitencial en la cual participaban todos con los pies descalzos y coronas de espinas en la cabeza, y la otra de la Virgen, en la cual intervenían especialmente mujeres y muchachas vestidas de blanco. En 47 años de ininterrumpido apostolado, según un pequeño «Diario de predicaciones», tuvo 30 cursos de Misiones, de 15 días de duración, predicando varias veces al día, 40 cuaresmas, 14 cursos de adviento, 94 cursos de ejercicios espirituales, muchas otras predicaciones aisladas en variados lugares y circunstancias. Donde predicaba, inculcaba la devoción a la Pasión y muerte de Jesús, por lo cual al terminar las misiones erigía el Via-crucis (erigió 73). levantaba cruces conmemorativas sobre los montes y en las llanuras. Los frutos recogidos de esta intensa predicación fueron copiosísimos.
Dentro de la Orden de los Hermanos Menores Fray Leopoldo desempeñó importantes oficios: fue guardián, custodio de Provincia y Ministro provincial de la Umbría. San Leonardo de Puerto Mauricio al morir dejó su espiritualidad a otro gigante de los Retiros, el beato Leopoldo de Gaiche, que en 47 años de predicación, respaldados con una penitencia implacable, evangeliza la Umbría y el Lacio y lo fortalece y defiende contra los errores, oponiéndose con su palabra poderosa a la corrupción de las costumbres. Tiene el dolor de ver suprimido su querido convento de Monteluco, transformado por él en Retiro modelo. Al caer el gobierno napoleónico, Leopoldo pudo retornar a su retiro, pero gozó poco de la paz del retorno: ya enfermo y sin fuerzas por la ancianidad, murió el 2 de abril de 1815, con llanto general de las gentes de Espoleto. Tenía 83 años. Fue beatificado por León XIII el 12 de marzo de 1893.