John Sullivan nació el 8 de mayo de 1861 en una familia prominente. Edward, su padre, de fe protestante, era un abogado brillante que luego se convertiría en Lord Canciller de Irlanda. Su madre, Elizabeth Bailey, católica, era parte de una familia de terratenientes. Como era la costumbre de la época, los niños de la familia fueron bautizados en la fe protestante del padre, y las niñas fueron bautizadas como católicas.
En 1872, John fue enviado a la Portora Royal Scholl, en Enniskillen, Irlanda del Norte. El excelente estudiante asistió luego al Trinity College, en Dublín, donde estudió los clásicos. Finalmente estudió derecho y por un tiempo ejerció como abogado.
Edward Sullivan murió repentinamente en 1885. Lo que John recibió como herencia le dio independencia financiera. Le gustaba vestir bien, y fue considerado en su momento el hombre mejor vestido de Dublín. Durante este período realizó prolongados viajes por Europa, sobre todo se tomó tiempo para realizar excursiones a pie por Macedonia, Grecia y Asia Menor. Pasó varios meses en uno de los monasterios ortodoxos del Monte Athos, e incluso contempló la idea de ingresar allí como monje.
Para la sorpresa de su familia, John Sullivan se convirtió a la Iglesia Católica en 1896. Su decisión de ser católico lo llevó a cambiar su estilo de vida: despojó su habitación de cualquier cosa que pudiera ser considerada un lujo, dejó la ropa suntuosa en favor de una vestimenta más normal...
El 7 de septiembre de 1900, a la edad de 40 años, Sullivan entró en la Compañía de Jesús. Después de siete años de estudios, el 28 de julio de 1907 recibió el orden sacerdotal y al poco tiempo se incorporó al personal docente del Clongowes Wood College, y fue allí donde pasó la mayor parte del resto de su vida.
La vida sacerdotal de Sullivan era vida de oración, de sacrificio personal, atención a sus alumnos, y, muy especialmente, la preocupación por los enfermos y los pobres. Sullivan pasaba horas orando de rodillas ante el Santísimo Sacramento o en su habitación, rezando el rosario. Otras muchas horas las pasaba recorriendo los caminos de Irlanda para rezar por los enfermos, sobre todo por aquellos con enfermedades incurables. Desde la década de 1920 hasta su muerte en 1933, hubo muchos casos de sanación espiritual y física a través de la mediación de sus oraciones.
John Sullivan, SJ, murió el 19 de febrero de 1933. Muchos de los que lo conocieron ya lo consideraban santo. Varios milagros han sido atribuidos a la intercesión del P. John Sullivan, pero el milagro aprobado se refiere al ocurrido en 1954 cuando la dublinesa Delia Farnham, con un tumor canceroso en su cuello, oró al Siervo de Dios pidiéndole su ayuda para recuperar la salud. El tumor desapareció sin explicación médica alguna.
Hay material sobre el beato en el sitio irlandés dedicado a él: frjohnsullivan.ie, de donde proviene esta biografía, cuya traducción fue tomada -y mejorada- de Catholic.net