Jean-Michel Langevin, hijo del panadero Urbain Langevin, nació en Ingrandes-sur-Loire (Francia) el 28 de septiembre de 1731. Tras los estudios sacerdotales fue ordenado presbítero y destinado a varias parroquias hasta que en 1774 llega a ser párroco en Briollay, cerca de Angers.
Durante la Revolución Francesa, se negó a prestar juramento sobre la constitución civil del clero y, por lo tanto, fue expulsado de su parroquia en 1791. Residió en distintos sitios hasta que llegó a Angers en 1792, donde todos los sacerdotes que se negaron a prestar juramento eran llamados a comparecer diariamente. De allí escapó en junio de 1792, y permaneció escondido hasta la llegada del ejército real católico que luchaba contra la revolución, en junio de 1793.
Ejerció nuevamente su ministerio parroquial en Le Mesnil-en-Vallée, en Angers. Pero tras la derrota del ejército católico fue traicionado y arrestado el 24 de octubre de 1793 y llevado nuevamente a comparecer ante las autoridades de Angers.
Después del interrogatorio, fue puesto en la prisión estatal de Place des Halles, condenado a muerte el 29 de octubre por la Comisión Revolucionaria reunida en el convento de los jacobinos, y decapitado con la guillotina al día siguiente en la Place du Ralliement. Fue el primero en morir en Angers como mártir de la Revolución Francesa.
Basado en la noticia de Ökumenisches Heiligenlexikon con algunas aportaciones de diversas fuentes. En la edición 2007 del Martirologio Romano en español figura mal el año de muerte, 1794, por 1793, que es el correcto, y fehacientemente establecido. Todos los mártires de este grupo murieron entre el 30 de octubre del 93 al 14 de octubre del 94.