Nos ha llegado una biografía de Juan escrita por un contemporáneo: su archidiácono Juan de Collemedi, escrita pocos meses después de su muerte, en la que el autor declara que se atiene a lo que él mismo presenció, o que le llega de fuentes confiables (nº 16). Según este documento, Juan nació en Flandes, y desde pequeño se mostró piadoso y apto para los estudios, por lo que pudo acceder a tener maestros de la talla de Lamberto de Utrecht y san Ivo de Chartres. Terminados sus estudios, ingresó como monje en el monasterio del Monte San Eloy, en la diócesis de Arras. En el monasterio llevó una vida de intensa espiritualidaad y oración, de tal modo que todos los que lo rodeaban admiraban sus méritos y -nos aclara el biógrafo- no pocos también se animaban a imitarlo.
El obispo de Arras, Lamberto, que había sido condiscípulo de Juan, y cuya diócesis acababa de ser separada de la de Cambrai, teniendo a Juan en muy alta estima, lo convocó al puesto de Archidiácono en la comunidad de canónigos que fundó en la diócesis. No sin resistencia, ya que Juan no quería tener contacto con el mundo, aceptó el puesto, que resultó ser el intermedio a su nombramiento como obispo de la sede de Therouanne, que en aquel momento formaba parte del territorio de los Morini (parte de este territorio quedó luego en Bélgica y otra parte en Francia). Tuvo que mediar el papa Urbano II para que Juan aceptara ser ordenado obispo, pero finalmente fue consagrado, en el 1106 según algunas listas, o en 1099 según otro documento.
Eran épocas difíciles para la organización eclesiástica, los cargos clericales estaban unidos a territorios, generaban rentas altas, y la simonía estaba a la orden. Juan resistió a los simoníacos, e incluso fue denunciado ante la Santa Sede, aunque pudo probar su inocencia. El conflicto llegó hasta un intento de asesinato, del que Juan, pudiendo legalmente, no quiso tomar ninguna clase de acción contra los perpetradores. Los prelados más santos del entorno lo consultaban, incluyendo a su antiguo maestro san Ivo, y el papa le confió la reforma de la disciplina monástica en la región.
Juan murió el 27 de enero del 1130, en su tumba se obraron milagros (aunque el biógrafo no se extiende en detalles sobre ellos), y fue llorado por el pueblo, venerado inmediatamente. Su culto no fue confirmado nunca, pero ha sido constante. El título de "beato" representa una cierta rareza, ya que -referido a los santos de aquella época- normalmente se reserva para aquellos cuyo culto ha sido confirmado por la Santa Sede, mientras que lo usual es que popularmente sean llamados "santo"; pero en el caso de Juan, aparece con el nombre de "beatus" ya en los documentos contemporáneos (bien es verdad que la distinción entre santo y beato apenas si estaba comenzando a hacerse).
Ver la Vita en Acta Sanctorum, enero II, pág. 794-806; en Duchesne, Fastes Episcopaux, III, pág 130 y ss pueden verse los documentos relativos al inicio del episcopado. He seguido de cerca (aunque cotejando y ampliando con los textos originales) el resumen muy ajustado de la vida del beato Juan en Thurston, Butler's Lives Of The Saints, pág 184, que no sé por qué motivo no se ha incluido en la edición castellana del P. Guinea.