En el convento Manresa, en Cataluña, luego del 18 de julio de 1936, la persecución contra los sacerdotes, religiosos, religiosas, laicos, tuvo su inicio cruento. Cuatro días después, el 22 de julio de 1936 y pocos días antes del asesinato del beato, el convento donde vivía fue ocupado, devastado e incendiado por los milicianos marxistas y anarquistas. Obligado a refugiarse en las casas de los parientes y amigos, fue secuestrado, torturado y asesinado sin ningún proceso.
El beato Josep Oriol de Barcelona (en el siglo: Jaume Barjau Martì) nació en Barcelona el 25 de julio de 1891. La familia era muy cristiana y de buen pasar. Recibió el bautismo el 28 de julio de 1891 y el 7 de junio de 1892 recibió el sacramento de la confirmación. Hizo la primera comunión a los nueve años. Por iniciativa de su hermano entró en el Seminario de Barcelona, pero no superó los exámenes del primer año por lo que buscó aprender un oficio. Sintiendo una fuerte atracción por la vida capuchina, el 21 de octubre de 1906 inició el noviciado continuando luego su formación en el convento de Igualada y sucesivamente en los de Olot y Sarriá en Barcelona. Profesó solemnemente el 15 de agosto de 1911 y fue ordenado sacerdote el 29 de mayo de 1915. Enseñó liturgia, hebreo e historia eclesiástica en el estudio teológico de Sarriá. En 1925 fue destinado al convento de Manresa y allí se dedicó a la predicación, al ministerio de la confesión y a la dirección espiritual.
El 24 de julio de 1936 mientras llevaba la comunión a una hermana clarisa fue identificado y arrestado por los milicianos. En la misma tarde fue llevado fuera de Manresa y asesinado con disparos de pistola.