Aunque usó el nombre de Guillermo Ward, el verdadero apellido del beato era Webster. Era originario de Thornby de Westmorland. En 1604, se trasladó a Douai, donde recibió la ordenación sacerdotal en 1608. Ese mismo año, fue enviado a la misión de Inglaterra. Para entonces tenía ya bastante más de cuarenta años; pero desconocemos los detalles de su vida anterior. Una tempestad desvió hacia Escocia el navío en que viajaba el beato, quien fue arrestado inmediatamente y pasó tres años en la prisión. En cuanto recobró la libertad, se dirigió a Inglaterra a trabajar por la Iglesia, pero pronto cayó nuevamente prisionero. De los treinta y tres años que estuvo en la misión, pasó veinte en la cárcel. En la obra de Challoner puede leerse el testimonio que un sacerdote diocesano -que se tituló a sí mismo «hijo espiritual» del P. Ward- dejó acerca del carácter, el proceso y el martirio del sacerdote:
Todo el mundo sabía que era un hombre extraordinariamente bueno, lleno de celo en el servicio de Dios ... Sus sermones no eran excelentes, pero su vida era una predicación constante. Por otra parte, en las confesiones, en las que empleaba la mayor parte del tiempo, exhortaba fervorosamente a la virtud y amor de Dios y disuadía del vicio y de la vanidad del mundo. Según me han contado muchos de sus penitentes, se mostraba particularmente severo con las personas mundanas ... Algunos le tachaban de demasiado ascético, porque sólo hablaba de cosas serias y su rostro tenía algo de duro cuando hablaba, pero quienes le conocían a fondo sabían que era en realidad un vir dolorum y que sufría de dos penosas enfermedades ... La verdadera razón por la que no usaba mejores vestidos ni comía mejor, era porque se sentía indigno de ello ... En todo el tiempo que traté al santo varón, no recuerdo una sola ocasión en la que su conversación no haya versado sobre el servicio de Dios o no haya comenzado o terminado por la mención de ese tema ...
El 7 de abril de 1641, el Parlamento promulgó un decreto por el que desterraba a todos los sacerdotes bajo pena de muerte. El P. Ward se negó a salir de Londres y fue arrestado el 15 de julio del mismo año. Fue transportado a Tyburn en una carreta tirada por cuatro caballos. Tras de afirmar públicamente que la causa única por la que daba su vida era la fe católica, entregó al alcalde cuarenta chelines para que los distribuyese entre los católicos pobres, regaló una corona al verdugo y un florín al encargado de los caballos. Sus últimas palabras fueron: «Jesús, Jesús, Jesús, recibe mi alma». Fue beatificado en 1929.
Challoner narra muy detalladamente la vida de este mártir, en Memoires of Missionary Priests, pp. 382-392. Véase también Douay Diarios, vol. I.