Francisco Ingleby o Ingelby nace en Ripley, en el Yorkshire, hijo del caballero Guillermo Ingleby y de la noble señora Ana Mallory. El año de su nacimiento podría ser 1551 o 1557. Decidido por el sacerdocio, marchó al Colegio de Reims, donde realizó los estudios, ordenándose en Laon en diciembre de 1583 y marchando después a Inglaterra el 5 de abril de 1584. Inmediatamente fue apreciado por los fieles católicos de la zona de York a causa de sus magníficas cualidades y evidentes virtudes, siendo muy lamentado el hecho de su pronta prisión.
Su proceso tuvo lugar en York por el tiempo de Pentecostés del año 1586. Los jueces lo condenaron como traidor sin haberle podido achacar otra cosa que el haberse ordenado sacerdote en el extranjero y haber ejercitado el ministerio sacerdotal en Inglaterra. Quisieron forzarlo a prestar un juramento de decir la verdad, con el que pretendían sacarle los nombres de las personas católicas que le habían hospedado. Pero el mártir no cayó en el engaño. Cuando recibió la sentencia de muerte, dijo: «Credo videre bona Domini in terra viventium» (creo que veré los bienes del Señor en el país de los vivientes, de Sal 27,13). A su vuelta al castillo donde estaba preso, los católicos lo rodearon pidiéndole la bendición y él dijo: «Qué dulce juicio». El mismo carcelero elogiaría la alegría con que vivió los días posteriores a su condena. Fue ahorcado y descuartizado el 3 de junio de 1586, y beatificado el 22 de noviembre de 1987.