Nació en 1813 en una familia de trece hermanos -de los cuales sólo sobrevivieron tres-. Estudia leyes en París y se convierte después en el profesor más joven de la Sorbona. Después se casa con Amelia Soulacroix y tiene una hija. Suvida es corta -muere a los 40 años- pero en esos pocos años es capaz de poner en pie una obra que, por un lado, adapata el cristianismo a las necesidades que presenta un siglo en el que prenden ideas anticlericales y contrarias a la religión y, por otro, recupera el protagonismo para los laicos dentro de la Iglesia.
En 1833 comenza a madurar la idea de la Sociedad de San Vicente de Paúl. Ozanam conoce en sus años de estudiantes a Emmanuel Bailly, redactor de la revista La tribune catholique, y a otros muchos personajes católicos de las tertulias del conde de Montalembert. Bailly influyó mucho en otros jóvenes católicos. Con el apoyo de esos otros jóvenes, Ozanam pone en pie en 1833 la primera Conferencia.
El objetivo de sus primeros fundadores era, en principio, sobre todo, profundizar en su vida cristiana. Estas inquietudes las expresa Federico Ozanam afirmando que "quisiera formar una reunión de amigos que trabajaran juntos en el edificio de la ciencia bajo el pensamiento católico". Pero pronto empiezan a colocar la acción caritativa en un lugar central. A ello contribuye las denuncias de otros universitarios que auguraban la extinción del cristianismo y denunciaban que había abandonado la acción caritativa de la antigüedad.
Federico Ozanam afirma entonces que «desearía que todos los jóvenes de cabeza y de corazón se unieran para realizar una obra caritativa, y que se formara en todo el país una vasta asociación generosa para aliviar a las clases populares». Cree que lo más ajustado a la fe es consagrarse a la ayuda de los demás y que «para que Dios bendiga nuestro apostolado una cosa falta: obras de Caridad».
Esos jóvenes que forman la primera Conferencia cuentan en sus primeros pasos con la ayuda de una Hija de la Caridad, Sor Rosalía Rendú, una mujer conocida y reconocida en el París de aquella época por su acción caritativa. Sor Rosalía les puso en contacto con las situaciones de pobreza del París de finales del XIX y animó y ayudó a Las Conferencias en su crecimiento.
Desde el principio, Las Conferencias se colocan bajo el patrocinio de San Vicente de Paúl. La caridad era el eje fundamental de la Sociedad, aunque las Conferencias mantuvieron siempre una especial atención a la formación y el enriquecimiento de la fe de los socios. Por ello Ozanam afirma que «queremos que esta Sociedad de caridad no sea ni un partido ni una escuela, ni una cofradía, sino que sea profundamente laica y sin dejar de ser totalmente católica».
En 1853, muere Federico Ozanam en Marsella después de pasar por una dolorosa enfermedad. En 1997, en el marco de un encuentro mundial entre jóvenes celebrado en París, Juan Pablo II beatificó a Federico Ozanam, que fue, a finales del siglo pasado, un precursor del papel que con el tiempo habrían de pasar a desarrollar los laicos en la Iglesia, además de un modelo para la juventud.