Uno de los predicadores más distinguidos de la orden dominicana durante la primera mitad del siglo XV, fue fray Esteban Bandelli. Nació en 1369, en el norte de Italia [posiblemente en Castelnuovo Scrivia], y recibió el hábito de Santo Domingo en Piacenza. Desde el principio, su piedad y su obediencia fueron un ejemplo y una inspiración para los monjes; sus ciencias le proporcionaron el grado de doctor en leyes canónicas y una cátedra en la Universidad de Pavía. Pero sus mayores triunfos los obtuvo desde el pulpito y en el confesionario.
Ya fuera que predicase en Liguria o en otra región cualquiera de Italia, verdaderas multitudes acudían a escucharle y eran innumerables los pecadores que, arrepentidos, emprendían con firmeza el camino del bien. A la edad de ochenta y un años murió en Saluzzo, en la diócesis de Turín, e inmediatamente fue honrado como santo y realizador de milagros. Treinta y siete años después de su muerte, cuando Saluzzo quedó cercada por fuerzas enemigas, se vieron aparecer figuras extrañas sobre el cielo, y la población afirmó que eran las sombras de la Santísima Virgen y del beato Esteban que habían acudido a protegerles. El enemigo se retiró sin haber puesto el sitio, y todos los agradecidos habitantes de Saluzzo instituyeron desde entonces una procesión anual en honor del beato. El Papa, Pío IX confirmó su antiguo culto en 1856.
Véase a Seebock, en Die Herrlichkeit der katholischen Kirche, pp. 127 y ss.; Procter, Lites of Dominican Saints, pp. 174-175; Taurisiano, Catalogas Hagiographicus O.P.