Son sumamente escasos los informes que poseemos referentes a este siervo de Dios. Parece que nació alrededor del año 1265 en Gualdo, en los límites de Umbría. Se distinguió toda su vida por su extrema sencillez, inocencia y dulzura. Una de las culpas que se reprochaba era la de haber dado un gran disgusto a su madre, cuando dio pan a los pobres, y como ella murió el mismo día, él se consideraba en algún sentido culpable de haber apresurado su fin. Al principio de su vida hizo muchas peregrinaciones, viajando descalzo de Italia hasta Santiago de Compostela, en España. A su vuelta, se ofreció como hermano lego con los monjes camaldulenses, pero después de muy breve tiempo recibió permiso para llevar vida solitaria, como lo deseaba. En esta vocación perseveró fielmente por casi cuarenta años. Cuando murió el 15 de enero de 1325, se dice que las campanas de la iglesia del distrito vecino repicaron por sí solas: la gente llegó del campo para descubrir la causa, y acudiendo a su pequeña celda, lo encontraron muerto, arrodillado en actitud de orar. Los milagros obrados en su tumba llevaron a muchos a honrarlo, y el Papa León XII aprobó el culto en 1825.
Véase de Mittarelli, Annales Camaldulenses, vol. V, pp. 237-241, 328-329; J. E. Stadler, Heiligen-Lexikon.