Joaquín Pina Piazuelo nace en Caspe (Zaragoza) el 26 de julio de 1878, en el seno de una familia de campesinos labradores, honrados y muy cristianos, que proporcionaron al muchacho una buena formación religiosa, pero, como era habitual entonces en su clase social, con poca base cultural. Vive y trabaja con su familia, hasta que que se decidió por la vida religiosa y pidió el ingreso en la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. Ingresó el 15 de septiembre de 1915, con 37 años, en el postulantado de Ciempozuelos, y el maestro de novicios comprobó que tenía buena voluntad y disponibilidad, pero carecía de la formación humana deseable para hacer la profesión religiosa y le propuso quedarse como oblato, lo que él aceptó con mucha humildad y modestia. Se le dio, pues, el hábito de devoción y tomó el nombre de hermano Acisclo el 20 de marzo de 1916.
Prestó sus servicios con mucha diligencia, primero en el sanatorio psiquiátrico de Ciempozuelos, pasando luego a la casa de San Baudilio de Llobregat y posteriormente a la de Pamplona, de donde fue enviado al asilo-hospital de Barcelona. En varios de estos hospitales se encargó de la vela nocturna de los enfermos y, en Barcelona, del cuidado de los niños escrofulosos. Llegada la revolución de julio de 1936 tuvo que abandonar la casa religiosa, y fue acogido en varias casas sucesivamente hasta que lo recibió doña Sebastiana Escribano, en la calle Ríos Rosas, del Barrio de San Gervasio. El 5 de noviembre, al mediodía, registraron los milicianos la casa y se llevaron a la señora y al religioso a la checa de San Elías, donde fueron registrados y separados. Según declaró la señora, fue sacado en la noche del 10 de noviembre junto con muchos otros sacerdotes, religiosos y seglares, que fueron fusilados en las afueras de la ciudad. Fue beatificado el 25 de octubre de 1992 por el papa Juan Pablo II.