Susana Águeda de Loye nació en Sérignan, el 4 de febrero de 1741. Educada cristianamente, se sintió llamada a la vida del claustro e ingresó en el monasterio de la Asunción, de monjas de la Orden de San Benito, de Caderousse. Allí hizo el noviciado y profesó los votos religiosos tomando en religión el nombre de sor María Rosa.
Su camino al martirio comenzó cuando su monasterio fue suprimido por la Revolución y, llegada la época del Terror, ella y varias compañeras fueron detenidas y encarceladas, siendo llevadas a Orange, donde pasó varios meses en la cárcel. Impelida a que cumpliera la ley del 9 de nivoso que obligaba a las religiosas a prestar el juramento de libertad-igualdad, sor María Rosa se negó alegando motivos de conciencia. Y por ello fue la primera religiosa condenada a muerte. La acusación decía: «Ciudadanos jueces: Yo traigo ante vosotros y acuso a Antonio José Lousignan, sacerdote aquí presente, y a Susana Águeda Deloye, religiosa, de ser los dos culpables del mismo delito: muy enemigos de la libertad, que han intentado subvertir la República por el fanatismo y la superstición, y refractarios a la ley, ellos se niegan a prestar el juramento que se les exige». Como consecuencia de esta acusación, comprobada -decía la sentencia- en el curso del juicio, fue condenada a guillotina, y así ejecutada el 6 de julio de 1794 en Orange. Fue beatificada con las otras mártires de Orange el 10 de mayo de 1925 por Pío XI.