Janina Szymkowyak nace en Mozdzanów (Polonia) el 10 de julio de 1910 en el seno de una familia acomodada y muy creyente. Recibió una sólida educación cristiana a la que correspondió desde pequeña. Llegada a la juventud estudia lengua y literatura en la Universidad de Poznan y toma parte activa en el Sodalicio Mariano, dedicándose con gran celo a obras de caridad y de apostolado. En una peregrinación a Lourdes en 1934 toma la decisión de hacerse religiosa y, tras un año con las Hermanas Oblatas del Sagrado Corazón en Montlucon, vuelve a Polonia e ingresa en junio de 1936 en la Congregación de la Bienaventurada Virgen María Dolorosa, conocidas como «Hermanas Seráficas» en Poznan, y al recibir el hábito toma el nombre de María Sancha. Hecha la profesión, se dedicó al cumplimiento fiel de las reglas de su instituto y a vivir con intensidad la vida interior de unión con Dios, siéndole fiel hasta en los más pequeños detalles.
Durante la ocupación alemana, las monjas quedaron bajo arresto domiciliario y, aunque se le permitió volver con su familia, prefirió quedar con las demás religiosas a la orden de los ocupantes, que impusieron a las monjas durísimos trabajos. Sancha mostró una gran paciencia y animaba a todos a soportar con entereza las difíciles circunstancias. Servía de traductora a los prisioneros franceses e ingleses, a los que atendió con tanta caridad que la llamaban «ángel de bondad» y «Santa Sancha». Su salud se resintió y se le declaró tuberculosis en la laringe. Ella se entregó por entero a la voluntad del Señor y con gran gozo hizo los votos perpetuos el 6 de julio de 1942. Moría el 29 de agosto del mismo año, llena de méritos y virtudes. Fue beatificada por el papa Juan Pablo II el 18 de junio de 2002 en el curso de su viaje apostólico a Polonia.