La MJC nació en 1209 alrededor de santo Domingo y de los frailes dominicos. Apoyada a lo largo de los siglos por varios Pontífices, creció como institución caballeresca cuyos miembros, laicos valerosos y fieles, se ponían al servicio de la Iglesia para defender la fe. En 1870 la Orden de Caballería de la Militia Christi se reorganizó en Roma alrededor de un círculo de oficiales pontificios que, asistidos por el Maestro general de los dominicos y animados por Pío IX, relanzan el espíritu de la antigua institución orientando a sus miembros hacia la construcción del Reino de Dios en la sociedad.
El período de reforma vivido entre 1959 y 1973 vio la transformación de la Orden en asociación de fieles y adaptar sus finalidades a las exigencias del apostolado de los laicos en la perspectiva del Concilio Vaticano II.
El 21 de noviembre de 1981 el Consejo Pontificio para los Laicos decretó el reconocimiento de la Milice de Jésus-Christ como asociación internacional de fieles de derecho pontificio.
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- Identidad
- La MJC reúne a laicos –hombres y mujeres– de todas las condiciones, deseosos de comprometerse individualmente y en cuanto asociación para hacer progresar el espíritu de fe y los valores cristianos en el mundo. Sus miembros se proponen vivir los consejos evangélicos según el propio estado de vida y con un renovado espíritu de caballería, practicando obras de formación doctrinal y ecuménica, de piedad mariana y de justicia social. Con el fin de apoyar estos tres campos de acción, la MJC confía la responsabilidad a tres departamentos, cada uno de ellos guiado por un Director: el departamento de la Verdad, que asegura la formación de los miembros, basada en la filosofía y la teología tomista, tanto mediante la enseñanza como mediante la orientación hacia fuentes seguras; el departamento del Rosario, que corresponde a la vocación mariana de la Asociación y tiene la finalidad de alimentar la vida interior y la piedad de los miembros, gracias a los retiros espirituales, vigilias de oración, momentos de meditación; el departamento de la hospitalidad, que además de asegurar la ayuda mutua entre los miembros y de organizar la acogida con ocasión de encuentros de capítulo, también tiene la tarea de sostener y de promover obras de solidaridad y de caridad inseparables de la evangelización.
- Estructura
- La MJC está dirigida por un Maestro general elegido por nueve años y reelegible que, acompañado de un Asistente general, tiene la responsabilidad de tomar las decisiones relativas a la vida de la Asociación. El Asistente general se sirve de la colaboración del Consejo magistral constituido por el Secretario general, los Responsables provinciales, los Directores de departamento y los miembros designados pro tempore. El ordinario eclesiástico es el Arzobispo de Sens (Francia). A la MJC se puede pertenece como miembros afiliados, miembros comprometidos, miembros consagrados. Los miembros afiliados son personas que viven la espiritualidad de la asociación sin estar vinculados con ella; los miembros comprometidos se vinculan por etapas sucesivas al espíritu de servicio y militancia propios de la vocación caballeresca y a la espiritualidad dominicana; los miembros consagrados se comprometen mediante voto a vivir los consejos evangélicos de pobreza y castidad según su propio estado y las exigencias de obediencia especial al Papa y de defensa de la Virgen María, pronunciando uno o más votos primero provisionales y después definitivos. Los miembros están agrupados en casas, dirigidas por los Delegados locales. Las casas presentes en el mismo país constituyen una Provincia, confiada al Delegado provincial.