En el reinado de Maximino II, Firmiliano, el sucesor de Urbano en el gobierno de Palestina, llevó adelante con gran crueldad la persecución contra los cristianos. En Cesarea, donde comparecieron ante él noventa y siete confesores de la fe (hombres, mujeres y niños), mandó que se quemase a todos con un hierro candente el tendón del pie izquierdo, que se les arrancase el ojo derecho y se cauterizara la herida con fuego. Después, los condenó a trabajos forzados en las canteras del Líbano. Muchos otros cristianos de diferentes ciudades de Palestina comparecieron ante ese juez brutal y fueron tratados en forma semejante.
Entre los cristianos arrestados en Gaza durante una reunion en la que leían la Sagrada Escritura, figuraba una doncella llamada Tea -o Dea-, originaria de dicha ciudad. El juez la amenazó con prostituirla en un lupanar. Tea echó en cara al tirano su indecencia y Firmiliano, enfurecido, la mandó azotar y torturar. Valentina, una joven cristiana de Cesarea que se hallaba presente, gritó al juez: «¿Hasta cuándo vas a seguir atormentando a mi hermana?» Al punto fue hecha prisionera y arrastrada hasta el altar pagano. Valentina derribó a puntapiés el brasero y el incienso que estaban ya preparados sobre el altar. Firmiliano, fuera de sí de rabia, ordenó a los verdugos que la torturasen aún más que a Tea. Después mandó atar y quemar vivas a las dos jóvenes.
También en Gaza, el 25 de julio de 308, fue decapitado por causa de la fe un cristiano llamado Pablo. En el sitio de la ejecución oró por sus compatriotas, por la propagación de la fe, por todos los presentes, por el emperador, por el juez y por el verdugo.
Este relato procede de Eusebio, De Mart. Palaestin., c. VIII, quien nombra a Valentina, pero no menciona el nombre de la otra doncella. En algunos documentos posteriores se la llama Enata; pero, según parece, el verdadero nombre de la joven era Dea. Véase el pasaje de la Vida de San Porfirio que cita Delehaye en Origenes du culte des martyrs, p. 187, y el Synaxarium eccl. Const., c. 822.