El testimonio acerca de estos mártires es muy antiguo y muy bien representado en distintas fuentes orientales; por ejemplo, el Breviario Siríaco del 411 inscribe el 4 de marzo a Arquelao, Cirilo y Focio, con dieciseis compañeros, decapitados en Nicomedia. Lamentablemente, no es posible deducir de esta inscripción ni de otras semejantes la persecución concreta en la que perecieron. Podría ser la de Decio (mediados del siglo III), que fue importante en la Bitinia; como la de Diocleciano, que también lo fue. Aunque en la mayoría de las inscripciones aparecen los tres cabeza de grupo juntos -Focio, Arquelao y Quirino-, el número de mártires que los acompaña varía tanto como 16 o 17 hasta 152, y en algunos de estas memorias se inscribe también a una mártir, santa Heraidis o Herodías.
Ante la evidente antigüedad del recuerdo, junto con la vaguedad de su contenido, el Martirologio Romano actual ha optado por rescatar lo que es común a casi todas las inscripciones (los tres cabeza de grupo y un número mínimo de compañeros), lo que no implica que en una edición furtura no se llegue a una mayor certeza sobre este punto. En la iglesia de San Esteban, en Bolonia, había unas reliquias de un Arquelao y un Cirilo, no identificados en otras persecuciones, pero es imposible saber si corresponden a los conmemorados hoy.
No se han conservado actas de martirio de estos testigos de la fe.
Ver Acta Sanctorum, marzo I, pág 311. Ver también la inscripción en el Vetus Mart. Rom., que mencionaba sólo a los 3 cabezas de grupo, sin acompañantes.