Según la «Passio» vivieron en Galicia [sic]1, cerca del río Cea y fueron martirizados «sub Attico et Pretextato consulibus» (bajo el consulado de Ático y Pretextato), un título que puede designar tanto al presidente como al juez. Enseguida Ático es presentado como juez, que dirige el interrogatorio y decide el martirio, no habiendo podido convencerlos de ofrecer sacrificios en el altar de las divinidades imperiales. La Passio, sin embargo, tiene un carácter puramente legendario; fue redactada recién a mediados del siglo X, y depende claramente de las pasiones de la santos Justo y Pastor, Emeterio, Celedonio, Vicente, y especialmente de la de san Félix de Gerona, así como también el himno «Fons Deus aeternae pacis» (Dios fuente de eterna paz), composición en honor de Facundo y Primitivo, depende del himno «Fons Deus vitae perennis» a san Félix.
El primer rastro de su culto aparece en el 652, fecha en la que sus reliquias fueron depositadas en la basílica de Acci (hoy Guadix). Dos siglos más tarde ocurrió el hecho que marcó la suerte hagiográfica de Facundo y Primitivo: la reconstrucción, en el 872, por parte del rey Alfonso III el Grande, de una basílica en ruinas, que se dedicó a los dos santos mártires y se encomendó al abad Alfonso y algunos de sus monjes, escapados desde el monasterio de San Cristóbal de Córdoba de la persecución musulmana. Saqueada y destruida esta basílica también durante una incursión musulmana en el 883, fue nuevamente restaurada y equipada por el mismo rey de León, Alfonso III, el 3 de noviembre 905; solemnemente consagrada el 29 de junio de 935, la iglesia y el monasterio adyacente (ahora Sahagún, deformación de San Facundo) recibió los años siguientes muchos privilegios y donaciones reales, y en época de Alfonso VI de León (1065-1109) se convirtió en el centro más importante de la reforma cluniacense en España. La «Passio» debió escribirse en este momento, y no hay textos litúrgicos de los santos Facundo y Primitivo en los libros visigodos anteriores al siglo X. En un manuscrito del siglo XIII aparecen como hijos de san Marcelo de León, fábula aceptada por algunos escritores posteriores, e incluso añadida en la versión anterior del Martirologio Romano.
Esto es lo que hemos encontrado respecto del martirio de los dos santos, tan ciertos de su existencia como completamente huidizos en los detalles, como tantas veces nos pasa con los mártires antiguos. El fragmento citado pertenece al historiador D. Justo José Alonso, y lo hemos recogido de la «Enciclopedia dei Sancti». Ahora bien, sobre las reliquias en particular, que se conservan en la actualidad en Sahagún, se cuenta en otro texto la historia, que es la siguiente:
Viejos pergaminos -que hicieron tradición e historia- nos dan fe que, arrojados al río Cea los restos de san Facundo y san Primitivo, algunos cristianos que habían presenciado su martirio y sus milagros, bajaron buscándolos río abajo, hasta encontrarlos en un lugar inhabitado, donde el río hacía un recodo y donde el caudal de su corriente los había dejado entre mimbreras y espadañas. Precisamente allí y donde -algún día- habría de surgir la abadía y la Villa de Sahagún, dieron sepultura aquellos cristianos a los mártires de Cristo.
Y todavía seguían las obras de reconstrucción de la basílica, según los planos del P. Miguel Echano -que invertirían su estructura y distribución con referencia a la derruida- cuando los decretos del 25 de julio de 1835 y el subsiguiente de 11 de octubre de ese mismo año daban al traste con todas las ilusiones monacales de Sahagún, abriendo las puertas a la Exclaustración del año siguiente, al tiempo que otro incendio provocado en el mes de mayo devoraba recintos sacros y torretas eclesiales. Con todo, a 21 de septiembre de 1835 todavía encontramos inventariada una urna de plata con las reliquias de san Facundo y san Primitivo, entre los objetos de la iglesia y la sacristía del suprimido monasterio de Sahagún, que fueron entregados -por orden superior- a don Juan Rojo y Camiña, párroco de San Tirso. Hoy día muy probablemente desde entonces, está el arca aquella y las reliquias martiriales en el centro y sobre el segundo cuerpo del neoclásico altar mayor de la capilla de San Juan de Sahagún.
Nota 1: El texto italiano dice literalmente «Secondo la passio vivevano in Galizia, presso il fiume Cea». Nos informa un lector que el río Cea no pasa por Galicia, y que por tanto se debe referir a la provincia romana de Gallaecia. La noticia de la edición castellana del Martirologio también traía «Galicia», aunque en la última edición, 2007, lo han corregido por «León», lo que resulta, aunque geográficamente correcto, anacrónico.
Escrito de D. Juan Manuel Cuenca Coloma en «Sahagún, Monasterio y Villa 1085-1985», pág. 5 a 8, que nosotros tomamos -junto con la imagen del relicario de plata- del blog www.joseluisluna.com. Lamentablemente el primer escrito, el de D. Justo José Alonso, a pesar de que seguramente es de original en español, hemos debido traducirlo del italiano, en la imposibilidad de encotrar la fuente castellana. Recomendamos asimismo otro texto que trata del relato de martirio de estos santos: «Martirio y taumaturgia: la construcción de una memoria original de los santos Facundo y Primitivo en la primera Crónica anónima de Sahagún», por Ludivine Gaffard, de la Universidad de Toulouse.