Santa Tecla fue una de las religiosas enviadas por santa Tetta a Alemania para ayudar a san Bonifacio en su empresa de evangelización. Probablemente, santa Tecla hizo el viaje junto con su pariente, santa Lioba; en todo caso, es cosa cierta que fue súbdita suya en la abadía de Bischofsheim, hasta que san Bonifacio la nombró abadesa de Ochsenfurt. Cuando murió santa Hadeloga, fundadora y primera abadesa del convento de Kitzingen-auf-Main, santa Tecla fue elegida para sucederle, sin dejar por ello de gobernar la abadía de Ochsenfurt. La santa desempeñó ese cargo muchos años, con gran fervor y espíritu religioso. Su nombre no figura en la lista de las abadesas de Kitzingen, pero probablemente se alude a ella con el apelativo de Heilga, es decir, «la santa». Santa Tecla dio gran ejemplo de humildad y caridad, no sólo a sus súbditas, sino a Iodos los habitantes de la región. Las reliquias de la santa y de sus predecesoras, que se hallaban en la abadía de Kitzingen, fueron vergonzosamente profanadas y destruidas durante la Guerra de los Campesinos, en el siglo XVI.
El artículo de Acta Sanctorum, oct., vol. VI, reúne una serie de alusiones a santa Tecla, que se hallan desperdigadas en diferentes obras. Los nombres de santa Tetta y santa Hadeloga ya noe stán inscriptos en el Martirologio Romaano, por lo que no los podemos referenciar (n. de ETF).