En el 1325, en Cesolo, territorio de San Severino Marche, nació santa Margarita, llamada «la descalza». Sus padres, personas de humilde origen dedicados a las labores del campo, le dieron una profunda educación cristiana, A la edad de 15 años, mientras llevaba a pastar las ovejas, se le apareció Jesús bajo la apariencia de un pobre peregrino. El peregrino le pidió de comer, y ella le dio el único pan que tenía. Vuelta a su casa con hambre, preguntó a su madre si había algo para comer, y ésta le respondió que no había nada; Margarita insistió de buscar en el armario, la madre accedió y con gran sorpresa encontró que el armario estaba lleno de una gran cantidad de pan como para satisfacer a su familia y a los pobres del vecindario.
Para no contradecir la voluntad de sus padres, la santa accedió a unirse en matrimonio con un joven de la ciudad, con quien tuvo una hija a la que educó cristianamente. A la muerte de su marido decidió dedicar toda su vida al servicio de los pobres, a la oración y a la penitencia: caminaba con los pies desnudos por las calles de la ciudad (de allí el apodo), llevaba cilicio, dormía sobre un lecho de ramas, y apoyaba la cabeza sobre una piedra. Soportó una larga y dolorosa enfermedad, con gran fe y resignación. El 5 de agosto de 1395, ya próxima a morir, cuando su hija le pidió que le dejara un recuerdo, se sacó la piel de los pies como si fueran zapatos, con la forma de los dedos, y después expiró. Su cuerpo reposa en la iglesia parroquial de Cesolo.
Traducido para ETF de un artículo de Elisabetta Nardi.