Tras la muerte de su madre, la vida de la familia trascurre entre Hauterive y Toulouse, donde la abuela se hace cargo de la educación de sus nietos. A la edad de 19 años, Jeanne Emilie se traslada definitivamente a Hauterive con su familia, donde lleva a buen puerto la gestión diaria de la vida familiar, descargando de esta tarea a su padre, alcalde de Castres (1826-1830). Poco después, declara a su padre su voluntad de entrar a formar parte de las Hijas de la Caridad. Éste no acepta su petición y le solicita un plazo de reflexión que durará cuatro años. Antes de que transcurra ese plazo, y con la aprobación del obispo, Jeanne Emilie de Villeneuve decide crear, junto a dos compañeras, la Congregación de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción de Castres (8 de diciembre de 1836), llamada abreviadamente «las monjas azules», por el color de su hábito.
Entre los principios que regirán esta Congregación, destacan dos: «Dios sólo» y «Servir a los pobres». La austeridad y la preocupación social por los menos favorecidos de la sociedad serán los ejes principales de la acción social y religiosa de esta Congregación. Partiendo de un humilde local en la localidad de Castres, presta ayuda a las jóvenes del sector social menos favorecido, a obreros, a condenados a prisión y a enfermos. La Congregación ve aumentar el número de Hermanas, y en 1848, todavía en vida de su fundadora, su horizonte se amplía desde la Francia natal hasta Senegal, Gambia y Gabón, donde se desplazan las primeras Hermanas Misionarias.
En 1853, Jeanne Emilie de Villeneuve solicita ser sustituida como guía de la Congregación, consiguiendo que esta tarea le sea confiada a la Hermana Hélène Delmas. Escribe por este motivo a sus Hermanas Misionarias «Tras las elecciones tengo el consuelo de poder dedicarme mayormente al aspecto espiritual de la Congregación».
A mediados de 1854 una epidemia de cólera y de fiebre asola el sur de Francia, llegando sus efectos hasta Castres. Jeanne Emilie de Villeneuve muere el 2 de octubre de 1854 como consecuencia de esta epidemia, rodeada del afecto de las Hermanas de su Congregación.
Los inicios de la causa de beatificación se remontan a 1945, pero el impulso fundamental lo recibe con la promulgación del decreto papal de heroicidad de sus virtudes, de 1991.
La Congregación celebra litúrgicamente a su fundadora el día 3 de octubre.
Milagros registrados en las causas de beatificación y canonización
El milagro que abrió la posibilidad de la beatificación fue la curación de Binta Diaby (Mamou, Guínea Conakry, 1 de enero de 1978); esta joven, tras ser repudiada por su padre por creerla embarazada, intentó el suicidio a la edad de 19 años mediante la ingestión de sosa cáustica, lo que le provocó daños irreversibles en diferentes órganos de su cuerpo. Fue llevada a Barcelona (España), ingresada y operada de urgencia. Entró en coma y su caso fue considerado, desde un punto de vista clínico, en fase terminal.
Las Hermanas y Novicias de la Congregación de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción de Castres, informadas por miembros del hospital de la situación en que se encontraba Binta Diaby, dirigieron una novena a Jeanne Emilie de Villeneuve, rogando por su curación, y depositaron diferentes reliquias en la habitación donde se encontraba la enferma. Se produjo una inesperada y rápida curación de la enferma, que aun vive y trabaja en Barcelona.
El segundo milagro necesario para la canonización, ocurrido a una niña pequeña, fue el siguiente: Emily María de Souza nació el 2 de agosto de 2007 en Brasil. El 5 de mayo de 2009 cuando sólo tenía 9 meses. Fue víctima de un grave accidente. Hacía mucho calor en Petrolina y el ventilador estaba enchufado. Emilly andaba a gatas por el suelo. El papá Luiz Viturino de Souza, salió un momento para contestar al teléfono. Al volver encontró a Emily por el suelo toda encogida. Había puesto su dedito en el enchufe. El choque eléctrico fue terrible... tomó a la niña y salió corriendo pidiendo ayuda. Su cuñado, Fabio José Rafael, le acompañó al centro médico más cercano. El chófer no tenía licencia pero ante la urgencia del caso no dudó un instante. A la llegada al centro, el médico examinó a Emily y dos horas más tarde la transfirió al hospital Dom Malan.
El segundo médico declaró que no había nada que hacer, que la niña estaba muerta. El papá insistió mucho para que su hija se quedara en el hospital y pidió que hicieran todo lo posible por ella. Vive, afirmó el padre. Ante esta situación, Emily se quedó 10 días en la UCI y 6 en pediatría antes de mandarla a casa en muy mal estado. Es un caso muy grave dijo el médico y declaró que no podía hacer nada más ; que si volvía a la vida no podría ni ver, ni oír, ni hablar y menos aun andar.
Cuando volvió del hospital no hacía más que llorar, no controlaba sus miembros, su cuello no aguantaba la cabeza que se le iba para atrás. No veía nada, ni siquiera a las personas. Parecía una muñeca de trapo.
El 21 de mayo la hermana Ana Célia de Oliveira, religiosa de la congregación fundada por Jeanne Emilie de Villeneuve, fue a casa del abuelo materno de Emily, el Señor Rafael. Esta casa es el centro de la misión y lugar de encuentro para la oración comunitaria. Aquí fue donde se empezó la novena a la Beata con la presencia de la pequeña Emily. Toda la familia se reúne en la sala y la hermana Ana Celia tenía en brazos a Emily, completamente desfigurada, con un cuello sin consistencia que no aguantaba la cabeza y además ciega. Sufría mucho, lloraba y no se alimentaba.
El 20 terminaba la novena. Y el 30 a las 18 horas, según el relato de algunos miembros de la familia, Emily empezó a comer, ver, dormir, y su cuello volvió a su posición habitual. Desde este día Emily continúa con una evolución normal.