San Volusiano fue obispo de Tours, en la actual Francia central, del 488 al 496, año en que murió; era la época de la conversión del rey merovingio Clodoveo, factor que dio un gran impulso al cristianismo en las Galias. San Gregorio de Tours, que vivió un siglo después, escribiendo sobre su santo predecesor, cuenta que Volusiano había sido atacado por los Godos, y que estos al fin consiguieron apartarlo de su sede, obligándolo a un exilio en tierra española. Sucesivos relatos cuentan en vez cómo el obispo fue decapitado por mano de los invasores, por lo que el martirio habría estado en el origen de su culto, y así se lo representa en la iconografía, aunque no está inscripto como tal en el Martirologio.
Era el tiempo de los obispos latinos casados, y también Volusiano lo estaba: tenía una mujer totalmente "obispesa" que, con su mal carácter, aterrorizaba a todos los conocidos. Prueba de esto es la respuesta que le dio Ruficio, obispo de Limoges, cuando Volusiano le escribió exponiéndole sus temores sobre los godos: «timere hostem non debet extraneum qui consuevit sustinere domesticum», es decir: no debe temer los enemigos extraños quien ya soporta al enemigo en casa.
Traducido para ETF, con ligeros cambios, de un artículo de Fabio Arduino. Ver Acta Sanctorum, enero II, pág. 194.