Fue en la corte del emperador Constantino V donde creció San Teófanes. Su padre murió a temprana edad, dejándole en herencia una gran propiedad y nombrando tutor al emperador. Lo obligaron a casarse, pero por convenio mutuo, los esposos guardaron su castidad, se separaron y se retiraron a la soledad. Parece que Teófanes construyó dos monasterios, uno en el Monte Sigriana, cerca de Cyzicus, y el otro en la Isla de Kalonymos, que era parte de su herencia. Ahí estableció su residencia y permaneció seis años. Eventualmente regresó al Monte Sigriana, donde ejerció el cargo de abad. En el 787, Teófanes participó en el segundo Concilio de Nicea, que sancionó el uso y veneración de imágenes sagradas. Pero más tarde, en el 814, León el Armenio rechazó la decisión de sus predecesores e intentó suprimir el culto a las imágenes. Reconociendo la autoridad y reputación de san Teófanes, trató de ganárselo mediante cartas corteses y astutas, pero el santo estaba bien armado contra todas las artimañas que pudieran ser utilizadas para inmiscuirlo. A la edad de 50 años, comenzó a verse afectado de graves dolencias, pero cuando el emperador lo llamó a Constantinopla, obedeció, a pesar de que sufría intensamente por sus enfermedades.
A los mensajes halagadores o amenazantes de León el Armenio, el santo respondió de esta manera: «Mi avanzada edad, el quebrantamiento de mi salud y la debilidad de mi cuerpo, no me dejan inclinación para todas aquellas cosas que yo desprecié, por gracia de Dios, en mi juventud. Si tú piensas asustarme para tener mi complacencia, como le sucede a un niño con la vara, pierdes tu tiempo». El emperador envió a varios emisarios para discutir con él, pero permaneció inflexible. Se le condenó a recibir 300 azotes y luego fue enviado por dos años a un calabozo solitario y hediondo, donde apenas se le daba lo necesario para vivir. Su enfermedad se agravó y cuando por fin fue puesto en libertad y desterrado a la Isla de Samotracia, murió el 12 de marzo del 817, diecisiete días después de su arribo. Dejó una cronografía o historia breve del mundo, hasta el año 813, comenzando desde el 284 d.C., fecha en que terminaba una historia escrita por su amigo Georgius Syncellus, auxiliar del patriarca san Xarasius.
La importancia de la obra de San Teófano como cronista de la historia bizantina, ha hecho que se dé mucha atención a su vida. La biografía completa del santo por Methodius, fue editada por primera vez en forma completa por D. Spyridon en el periódico Letras Griegas, vol. XII (1913). Las biografías conocidas hasta entonces parecen depender de esta obra. Es más, tenemos un panegírico entregado por su compañero monje y discípulo, San Teodoro Estudita, que se encuentra en Analecta Bollandiana, vol. XXXI (1912), pp. 11-25, así como ciertas cartas del mismo Teodoro, impresas en Migne, PG. vol. XCIX, cc. 1197 ss. Cf. BHG., nn. 1788-1792. La Cronografía de Teófano ha sido editada por De Boor (1885), con una valiosa introducción. Véase también Pargoire en Letras Griegas, vol. IX (1902), pp. 31-102; Gesch, der Byz. Literatur, de Krumbacher, pp. 342-347; y Analecta Bollandiana, vol. XXXI (1912), pp. 11-25, 148-156.