San Teodgaro (cuyo nombre se encuentra en muchas formas distintas) nació rondando el año 1000 en Turingia, Alemania, de una familia noble, pero marchó joven a Inglaterra a estudiar teología. No sabemos nada de él de ese período, hasta que lo encontramos como misionero en Noruega antes del 1030, donde recibe las órdenes sagradas. A causa de su «piadoso comportamiento y cristiana conducta» es elevado por el rey Olav (+1030) a capellán de la corte.
Sin embargo, no aparece en el episodio del martirio del rey en Stiklestad, sino que marchó a Dinamarca como misionero. En Vestervig de Thy, donde no había iglesia, construyó un pequeño templo con ramas. Desde su pequeña capilla predicaba en todo el pueblo amenazando a los incrédulos con la ira celestial; de él se dice que «la gente era testigo de su santidad y del peligro de los bienes temporales».
Teodgaro murió en olor de santidad el 24 de junio de 1065, y fue enterrado en la iglesia que él mismo había construido. Su sucesor en el cargo, Ulrik, vio una noche una luz celestial en su tumba, por lo que al día siguiente el pueblo resolvió enviar una embajada al papa Alejandro II (1061-1073), quien, supuestamente, dio permiso para que se elevaran las reliquias y fuera honrado como santo, pero esa noticia parece bastante incierta, y de hecho no figura entre las primeras canonizaciones oficiales, que son de ese mismo período.
Otra tradición cuenta que Ulrik elevó las reliquias del santo (ese era el modo tradicional de canonizar, en la época) al altar del templo, en contra del parecer tanto del obispo como del rey; e iba a ser depuesto el propio sacerdote y los huesos del santo quemados, pero se produjeron algunos milagros que no sólo impidieron la profanación, sino que convencieron al obispo de la santidad de Teodgaro.
El 30 de octubre de 1117 las reliquias -ya con gran tradición de veneración y muchos peregrinos que acudían a ellas- fueron trasladadas a la iglesia de la abadía de Vestervig, distante unos 200 metros de la que había sido la pequeña iglesia de Teodgaro, pero luego de la Reforma fueron dispersadas y se perdieron.
En el antiguo cementerio de la iglesia había un manantial, ahora seco, que la tradición llama precisamente de San Teodgaro, porque según se cuenta junto a él el santo se sentó un día a dormir, abatido por el escaso éxito de su misión, pero luego, cuando comenzaron a llegar conversiones, los bautizaba con aquella misma agua. Con el tiempo se construyó una fuente, que fue centro de peregrinaciones.
Basado libremente en el artículo de Per Einar Odden para el santoral web de la Iglesia Católica Noruega, donde pueden verse las fuentes.