El culto del beato Pedro no ha recibido nunca confirmación oficial; sin embargo, la diócesis de Poitiers celebra su fiesta por la santidad de su vida y el ejemplo de rectitud y buenas costumbres que dio. Felipe I de Francia había repudiado a su esposa Berta para casarse con Bertrada de Montfort. El beato Pedro, junto con san Ivo de Chartres y san Bernardo de Tiron, convocó a un sínodo para discutir el asunto. Cuando la asamblea se hallaba reunida, Guillermo el Trovador, conde de Poitou, irrumpió en la sala con sus soldados para intimidarles; a pesar de ello, la asamblea acusó de adulterio al rey y le excomulgó.
Roberto de Arbríssel se estableció en la diócesis del beato Pedro y, gracias a la ayuda que éste le prestó, pudo fundar la famosa abadía de Fontevrault. El mismo beato fue a Roma en 1106 para conseguir la aprobación de la abadía, la cual le considera como uno de sus fundadores. Pedro no cesó nunca de oponerse a los vicios de los nobles, especialmente a las atrocidades de Guillermo de Poitou. En cierta ocasión, éste le amenazó con la espada en la mano. «Descarga el golpe», le dijo tranquilamente el obispo. El conde no se atrevió a hacerlo, pero desterró al beato al castillo de Chauvigny. Ahí murió Pedro dos años más tarde.
No existe ninguna biografía primitiva del beato de Poitiers, pero se encuentran algunos datos sobre él en las crónicas de la época y en la «Vida de Roberto de Arbrissel». En Gesta Regum (párrafo 439), Guillermo de Malmesbury llama a Pedro «hombre de santidad eminente» y cita una poema muy laudatorio en su honor. Ver también Auber, Vies des Sables de l'Eglise de Poitiers (1858).